martes, 23 de octubre de 2012

GRABACIONES ARGENTINAS...HECHAS EN LETONIA !!!

UNA CURIOSA COLECCIÓN DE GRABACIONES CON CANTANTES NACIONALES, HECHA EN LETONIA ¡!!! SE ACABA DE LANZAR A LA VENTA LA VERSION DE PAGLIACCI CON UN ELENCO DE EXCEPCION. LAS VENTAS HAN SUPERADO LAS EXPECTATIVAS DEL DISTRIBUIDOR QUE YA DOS VECES SE QUEDO SOM STOCK Y TUVO QUE ENCARGAR MAS EJEMPLARES. ELLO Y MIS COMPLICACIOENS DE AGENDA DERIVADAS DEL TRATAMIENTO MEDICO ME HAN IMPEDIDO HASTA AHORA ADQUIRIR UN EJEMPLAR, PERO SE QUE A LA LARGA MI INSISTENCIA SERA PREMIADA. LA NOTA QUE SIGUE FUE TOMADA DE LA PUBLICACION MUNDO CLASICO DEL 22.10.12, REPRODUCIDA POR EL FORO AYACHE ENTRE OTROS. Muchos emprendimientos culturales comienzan como una especie de aventura contra los molinos de viento. Cuanto más periférico el país mayores serán los contratiempos y sinsabores pero, también, más dulces los frutos si la empresa se concreta con éxito. La ópera completa y con orquesta llegó a la Argentina en 1825 y se efectuaron representaciones de obras líricas con regularidad hasta enero de 1830 fecha en que se interrumpen por las crisis política y económica del momento. Recién en 1848 se reinician las representaciones de óperas completas, modalidad que continúa hasta el presente. La inserción de la ópera en la cultura argentina alcanzó plena popularidad a finales del siglo XIX y principios del XX tanto en las clases dominantes como en los inmigrantes europeos que tenían a este género como producto propio. La característica de plaza consumidora de ópera se mantiene aún y muchos fueron los intentos de convertir a la Argentina en un lugar productor de óperas ya sea de composiciones de autores argentinos o de extranjeros afincados para ser presentadas a nuestras audiencias o la realización de los grandes títulos del repertorio con artistas enteramente locales. Ambas opciones se realizan con relativo éxito y adecuada calidad desde hace casi cien años. Lo que nunca puedo ser cabalmente realizado es la registración o grabación de óperas completas. Hace más de quince años un soñador, Carlos Gusmerotti, impulsó un proyecto de grabaciones de óperas completas tanto del gran repertorio como de compositores argentinos. Gusmerotti fue un gran mecenas de la ópera en el medio local que, lamentablemente, no pudo disfrutar de los frutos, pues falleció hace unos meses. Primero creo la institución Opera de Buenos Aires. Y luego confió la conducción al, entonces joven, director de orquesta Fernando Álvarez. La paridad económica del peso argentino con el dólar, vigente desde marzo de 1991 hasta enero de 2002, y la disponibilidad de orquestas de muy buen nivel en el este europeo cristalizaron la oportunidad de grabar en Letonia una serie de CDs con la participación del tenor Luis Lima como cabeza de compañía, la dirección de Fernando Álvarez y la producción general de Carlos Gusmerotti. La idea era sumar a la presencia del aún en ese momento activo Luis Lima, algún cantante europeo, un elenco de cantantes jóvenes argentinos, y en brevísimos roles cantantes locales letones. La Orquesta Sinfónica de Liepaya y el Coro Estatal de Letonia fueron los elegidos para registrar el material. La mayoría de los argentinos viajaron a Liepaya -una ciudad a 200 kilómetros de Riga, la capital de Letonia- ubicada sobre el Báltico y allí grabaron durante dos meses en el verano europeo de 1997. Las jornadas de trabajo se componían de cuatro horas de grabación con la orquesta y otras cuatro de edición por parte del maestro Álvarez y el ingeniero de sonido que era el veterano Jazeps Kulbergs, ex técnico del famoso sello ruso Melodiya. Se utilizó un salón del Juras Pili (Palacio del Mar) con techo abovedado y pisos de roble que lo hacían perfecto acústicamente. Pero como en todo gran emprendimiento no podían dejar de filtrase inconvenientes: unos días antes de viajar, el tenor Luis Lima anunció que por razones personales no podía sumarse al proyecto, la defección de Lima trajo aparejada la cancelación del barítono español Carlos Álvarez, que en ese momento estaba ascendiendo en su carrera. Las opciones eran cancelar el proyecto en medio de la grabación o seguir adelante, intentar conseguir otro barítono y lograr que Luis Lima grabara sus partes en otro momento. El empuje de Carlos Gusmerotti y de Fernando Álvarez llevaron a buen puerto las grabaciones. Fue una decisión difícil: grabar la orquesta conforme a lo pautado y a los solistas presentes en Letonia y, con tiempo, poder completar los registros. Luego de dos meses de trabajo se logró registrar material para ocho CDs, la mayoría de los cuales esperan aún el momento de salir a la luz. En quince años los contratiempos no fueron pocos: había que grabar a Lima en su Córdoba natal o en Buenos Aires y buscar un barítono de fuste para los proyectos, además la crisis económica argentina de los años 2001 a 2003 pulverizó cualquier proyecto cultural o las intenciones prometidas de mecenazgo, a lo que se sumaron, atento el tiempo trascurrido, nuevos proyectos de los involucrados que le restaron lugar a la concreción del viejo sueño de finales de la década del ‘90. La grabación más avanzada era la de Pagliacci de Leoncavallo y ya en 1997 se acordó con Sherril Milnes su participación. Todo una muestra de la complejidad del mundo de hoy en el cual Milnes grabó su Tonio en Nueva York, la orquesta, el coro y la mayoría de los solistas lo hicieron en Letonia y Luis Lima y su primera aproximación a Canio, tiempo después en la Argentina. Obviamente que la difícil de la operación disparó los costos y los mecenas quedaron sin dinero a poco tiempo de llegar a la meta. Todo debió ser suspendido y aguardar algún sello discográfico que se interesara. Las negociaciones fueron muchas hasta que, finalmente, el sello Fonocal aceptó editar la grabación. Felizmente en septiembre de este año la grabación pudo darse a conocer al público. A pesar de los quince años transcurridos desde su grabación, el melómano no puede más que congratularse con una versión de la ópera más conocida de Leoncavallo, que conjuga algunos hechos históricos; el tenor Luis Lima cantaba aquí por primera vez el papel de Canio, y es hasta hoy la única grabación que ha hecho del personaje; el decano Sherrill Milnes empezaba a despedirse del canto con este Tonio, papel que cantó centenares de veces en distintos escenarios del mundo. También están un joven Darío Volonté en el pequeño rol de Beppe, la cantante yugoslavo-francesa Vera Cirkovic -hoy radicada en la Argentina- como Nedda y el gran barítono nacional Omar Carrión como Silvio. ¿Qué queda hoy de ese proyecto quijotesco? Sólo dos ediciones. La Misatango o Misa a Buenos Aires, para orquesta de cuerdas, bandoneón y piano, con coro mixto a cuatro voces y mezzosoprano solista, del argentino Martín Palmeri, en la que se luce el bandoneón de Pablo Mainetti y la voz de Alejandra Malvino. Y este Pagliacci de reciente salida comercial por Fonocal. Esperan aún su momento Cavalleria Rusticana de Mascagni, en la que sólo falta grabar la voz de Luis Lima, y en la que participaron Vera Cirkovic, Omar Carrión, Karmena Radovska y Helena Voliac. También Andrea Chenier de Giordano donde resta definir el rol de Gerad y grabar a Lima en el rol del título y en la que ya se registraron las voces de Vera Cirkovic (Maddalena), Omar Carrión (Roucher), Karmena Radovska (Madelon) y Marcelo Lombardero (Fleville y Mathieu). Está preparado el registro sonoro de un disco de arias con fragmentos de Boheme, Rigoletto, Turandot, Fedora, Fanciulla, Gioconda, Trovatore, Ballo, Forza y la local Aurora de Héctor Panizza, previsto para la voz de Luis Lima. Y se grabó la orquesta completa para dos óperas de compositores argentinos: Lin Calel de Arnaldo D’Espósito y El matrero de Felipe Boero. Quizás lo más interesante del proyecto y a la vez lo más demorado. El éxito de la edición comercial de Pagliacci, tanto de crítica local como de público, entusiasmaron a Luis Lima a continuar el proyecto. En este momento comenzó a registrar el disco de arias -hay que recordar que su extensa y fulgurante carrera internacional atesora muy pocas grabaciones- y seguidamente completaría la Cavalleria Rusticana. Esperemos que pronto pueda llegar a la cima este proyecto y podamos hablar de las grabaciones argentinas de óperas en Letonia como una realidad tangible y escuchable por los públicos del mundo. Gustavo Gabriel Otero

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