Hace poco fui masacrado en una revista con la que
colaboro escribiendo notas, porque critiqué
la cesión de los salones del TEATRO COLON para un almuerzo en homenaje al hoy
tan discutido Presidente de Peru.
Me pareció como me parece aún una flagrante
violación de los Estatutos del Teatro que establecen claramente cual es su
finalidad, y una agresión innecesaria a la cultura, ya que no faltan en la ciudad
ámbitos más apropaidos e inclusive más elegantes donde celebrar este tipo de
ceremonias diplomático-políticas ( el fantástico Palacio del Ministerio de
Relacioens Exteriores, por ejemplo )
Todos me cayeron encima diciendo que había
vulnerado la neutralidad política de la publicación atacando a nuestro
Presidente y hasta amenazando con boicotear a la publicación si seguían
publicando materias con críticas al Gobierno. ( diez puntos en tolerancia a las
ideas ajenas y libertad de expresión )
En bien de la publicación que me acoge y a la cual
no quise dañar, opté por el silencio y no respondi a los ataques, algunos de
ellos virulentos e insultantes.
Cual no será mi sorpresa cuando ahora algunas de
dichas personas salen a quejarse del recital en el Teatro de dos cantoras populares con amplificación
incluída y señalan precisamene el apartamiento de las funciones naturales del Teatro
Obviamente que coincido, pero no consigo distinguir
por qué aquello estaba bien y esto está mal.
Tengo un IQ muy bajo obviamente.
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