DON PASQUALE
OPERA DE GAETANO DONIZETTI
LIBRETTO DE G.RUFFINI Y EL PROPIO DONIZETTI
DIRECCION MUSICAL – SRBA DINIC
DIRECCION ESCENICA FABIO SPARVOLI
ESCENOGRAFIA E ILUMINACION ENRIQUE BORDOLINI
VESTUARIO
IMME-MOLLER
CORO Y ORQUESTA ESTABLES DEL TEATRO COLON
DIRECCION DEL CORO-MIGUEL MARTINEZ
TEATRO COLON
(vista desde la primera fila de Cazuela )
CORO Y ORQUESTA ESTABLES DEL TEATRO COLON
DIRECCION DEL CORO-MIGUEL MARTINEZ
TEATRO COLON
(vista desde la primera fila de Cazuela )
Don Pasquale fue una de las últimas operas compuestas
por Donizetti en su itensísima carrera, que según se cuenten las revisiones o
no alcanzo la friolera de 66 o 75 títulos, antes de morir a os 51 años víctima
de la Sifilis, que entonces era una enfermedad mortal e incurable.
Ha sido siempre una opera muy popular, entre las más
representadas en el mundo aún en la
época en que la obra del compositor pasò por un eclipse, como el que está
pasando ultimamente en el Colón que cada vez lo incluye menos en sus temporadas
y que ni habla de estrenar dos de sus más importantes titulos MARIA ESTUARDA y
ROBERTO DEVEREUX que nunca fueron representadas el Teatro y que el público ha
llegado a conocer por grabaciomes, trasmisiones en vivo de otros Teatros o el
esfuerzo de las Cias. Privadas del off. ( Y vaya aquí una lágrima en recuerdo
de la gran soprano argentina hace muy poco fallecida para dolor de todos
ADELAIDA NEGRI )
Para mi, contrariamente a la opinión de muchos, es
una obrita menor, simpática con una colección de melodías dignas de enamorar el
oído, pero que no resiste la frecuentación asidua que acaba matando su
comicidad.
Es por otra parte por la historia intimista que
presenta y por el tipo de voces a las cuales se le confiaron los papeles
principales, un título de difícil representación en un Teatro de la vastedad
del Colon, siendo bien más apropiada para Teatros de menores dimensiones, inclusive
Teatros de Opera de Cámara.
Luego de casi 20 años de no representarla el Colon
decidió reponerla, quizás para compensar el esfuerzo financiero de varias de las
operas de la temporada que son bien más caras de montar, pero algo se cruzó en
el camino de los programadores y decidieron hacerla a lo grande.
Hacer a lo grande un Opera de este tipo es un verdadero
riesgo que solo puede sortearse con un talento muy especial, que debo decir no
estuvo presente en la actual versión.
Se le encargo a Bordolini una escenografía imponente
, con escenarios en varios niveles y espaciosos.No es una escenografía bonita (
es más bien un esqueleto de una escenografía ) pero es indudablemente funcional
y permite transitar sin dificultades de
una escena a otra. PERO ADOLECE DE UN PROBLEMA GRAVÍSIMO , DIRÍA QUE FATAL : la
ausencia total de paredes ( la trasera especialmente ) hizo que el escenario del
Colon con sus enormes dimensioens estuviera totalmente abierto negándole a los
cantantes la necesaria caja de resonancia , particularmente cuando los diversos
papeles están escritos para voces leves y ágiles que no son voces wagnerianas.
Todo el espectáculo fue una lucha de los cantantes,
para colmo a menudo ubicados bien atrás del escenario, contra las dificultades
sonoras de la planta y si bien lograron hacerse oír todo el tiempo, tuvieron
que dejar de lado algunas sutilezas arriesgándose con otras a no ser oídos.
Ello fue muy notorio en la escena del duo Don Pasquale-Malatesta, en medio de
la cual baja el telón con los dos cantantes quedando ubicados delante del telón
para que atrás se procesara el cambio de
escenografía. En el momento mismo en que bajó el telón se sintió como si
alguien les hubiera colocado un micrófono delante a los dos cantantes, tal el
aumento del volumen que se produjo al corregirse la carencia.
La dirección escénica fue correcta, totalmente tradicional
( yo diría que hasta cierto punto demasiado tradicional ) sin grandes
innovaciones, en un texto que en realidad ofrece muy pocas oportunidades para
crear, y no hay nada que objetarle. Igual concepto puede emitirse con respecto al
maestro serbio que dirigió musicalmente el espectáculo. Absolutamente correcto,
aunque yo diría que en algunos momentos se notó un enlentecimiento exagerado de
los tempis.
Lo que si me pregunto es si valía la pena gastar todo
el dinero de traer de lejanas tierras dos directores del exterior para hacer un
trabajo que basta dar una patada en el suelo y surgen varios artistas argentinos
domiciliados en el país que pueden realizar un trabajo de similar valía o
incluso mejor. Y ni hablemos de la tan publicitada OLA y los artistas de los países
asociados. A la luz de esto un regista italiano y un conductor serbio suenan a
extravagancia, máxime cuando ninguno de los dos tuvo una participación descollante
que justificara sus presencias.
Buen desempeño ( sin particualr destaque ) del coro y
la orquesta y un buen grupo de solistas.
MARIO DE SALVO lejos de sus papeles mayores, se
divirtió y divirtió con su caricatura del falso notario.
GUSTAVO GIBERT tiene experiencia escénica de sobra
para encarar un papel como el de DON PASQUALE y aportó un lograda composición
Fue uno de los más afectados por la ausencia de la caja sonora, porque tiene a
su cargo muchos recitativos que es el momento en que la voz neceita más del
soporte acústico. CRISTIAN MALDONADO
aportó un muy correcto Malatesta. SANTIAGO MARTINEZ volvió a seducir con su bello timbre vocal, su excelente actuación escénica y las sutilezas
casi camarísticas que se arriesgó a hacer en varios fragmentos a pesar del
problema de la acústica. Me gustaría oírlo de nuevo en mejores circunstancias.
LAURA POLVERINI que inició su interpretación en el
fondo del escenario y sumergida en una bañera, sufrió unos pocos minutos con el
problema de la acústica. Casi invisible y poco audible Pero a partir del
momento en que dejuó la bañera y pudo estar en más a la vista en el ecenario hizo
valer su potente y bien timbrada voz, su parejo registro del grave al agudo, la
exactitud de las ornamentaciones y un travieso espíritu juvenil en la mala broma
que le gastan al protagonista. Fue una interpretación de gran calidad que renueva
la pregunta de por que el Colón se acuerda tan pocas veces de ella y por
ejemplo no le dio la oportunidad recientemnte de cantar papeles como
Violetta,Musetta, Gilda y dentro del poco Antonia. Pocos teatros del mundo se
dan el lujo de ignorar talentos como el de Polverini. Y no es la única.
Los argentinos que tienen acceso frecuente al escenario
del Colón son los que previamente se han ido de Argentina y han desarrollado
una carrera en Europa o los EEUU. Nadie es profeta en su tierra. Y en las
tablas del Colon aún menos.
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