I PAGLIACCI, DE RUGGERO LEONCAVALLO SOBRE LIBRETTO PROPIO
DIRECCION MUSICAL CARLOS DAVID JAIMES
DIRECCION ESCENICA – CACILIA ELIAS
VESTUARIO JULIETA MARCA
CORO DEL INSTITUTO MUNICIPAL DE MÚSICA BAJO LA
DIRECCIÓN DE ARMANDO GARRIDO
ORQUESTA SINFÓNICA MUNICIPAL DE AVELLANEDA
TEATRO ROMA
Desde el punto de vista estrictamente musical el Teatro
Roma se engalana con una excelente versión musical , en varios aspectos de
auténtico lujo de la Opera de Leoncavallo.
En primer lugar la Orquesta Sinfónica, bajo la
dirección del Maestro Jaimes tuvo un altísimo desempeño como hace tiempo no se
le oía. Y lo mismo ocurrió con el coro femenino, que fue oído con extremo
placer en los varios momentos relevantes que tiene en la Opera.
Y un elenco solista de primerísimo nivel en todas las
partes solistas principales , que se dio el lujo de tener a LEONARDO LOPEZ LINARES
en una actuación absolutamente cumbre,
de deslumbrante vocalismo y con una carga expresiva impresionante que llegó a
su climax con su siniestro LA COMMEDIA E FINITA
final. Es un trabajo auténticamente insuperable que muestra por qué se
lo contrata con frecuencia en varios teatros del mundo para cantar este papel. En
un nivel similar la impresionante creación de
ERNESTO BAUER con su bella y extensa voz de barítono lírico entregándose
con cuerpo y alma a su Silvio, en una actuación vocal y escénica para el
recuerdo.
ANDRES NOVARO ratificó en el difícil papel de Canio
sus brillantes antecedentes. Posee una voz de tenor con un timbre agraciado, de
impactantes agudos, sólido registro grave, muy buen volumen y la maneja además con impecable musicalidad.
Tiene además la presencia escénica adecuada para los papeles de tenor que en general
( no en el caso de Canio) es el héroe romántico de la obra. Cantó el difícil
papel, que creo es el más spinto que ha encarado hasta la fecha sin evidenciar esfuerzo,
salvo quizás en las escenas más violentas donde me pareció percibir una ligera
falta de fiato provocada seguramente por
la necesidad de engrosar la voz. Actoralmente estuvo muy correcto, siendo el
área donde puede crecer en la parte, quizás en manos de otra regista, más
apegada al texto de Leoncavallo.
LUCIA ALONSO MOSER a quien yo registraba como una
delicada soprano lírica, asombró aquí por la total solvencia con que encaró el
papel de Nedda que por momentos es muy pesado, y ratificó sus condiciones actorales
con una muy sentida creación del papel. PABLO URBAN exhibió en Arlequin una voz
que parece estar creciendo en volumen, pero que felizmente conserva los bellos
pianísimos para los momentos en que la parte lo pide. No me gustó la concepción
de su personaje, exageradamente farsesca para mi gusto, pero no creo que haya
sido decisión suya sino de la dirección.
La directora CECILIA ELIAS demuestra poseer buen
conocimiento de las técnicas de puesta en escena y logra algunos buenos
momentos. En particular me resultó interesante la idea de colocar al prólogo en
unp de los palcos, sentado y encarando de cerca al público. Ello permitió al
genial actor que es LOPEZ LINARES dar una lección de comunicatividad ,
firmemente apoyada en su fantàstica dicción del texto.
En el resto de la obra la regie alternó aciertos y
desaciertos. El más grave de ellos la alteración del final donde Canio no mata
a nadie, que va tan a contrapelo de la obra y las intenciones del autor que prácticamente
la destruye.
Otros momentos en que la directora pareció no
entenderse con el libretto fueron por ejemplo la escena en que Tonio asedia a
Nedda y ésta lo castiga con un látigo, que es mencionado expresamente en la
partitura. La directora suprimió el látigo quitándole sentido a la escena y al
texto.
Del mismo modo , marcó que todos los coristas se
retiraran de escena e hizo que el A 23 ORE final de Canio fuera cantado para un
escenario vacío. Absurdo.
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