DON
CARLO
OPERA
DE GIUSEPPE VERDI- LIBRETTO DE JOSEPH MERY Y CAMILLE DU LOCLE
BASADO
EN LA OBRA TEATRAL DON CARLOS DE SCHILLER.
VERSION
EN ITALIANO DE ACHILLE DE LAUZIERE Y ANGELO ZANARONI
CORO Y
ORQUESTA ESSTABLES DEL TEATRO COLON
DIRECCION
MUSICAL –IRA LEVIN
DIRECCION
ESCENICA ,ESCENOGRAFIA Y VESTUARIO –EUGENIO ZANETTI
DIRECCION
DEL CORO –MIGUEL MARTINEZ
TEATRO
COLON
No es
lo más usual que después de una función de Opera el mas entusiastamente
aplaudido sea el director escénico ( de hecho últimamente gracias a las puestas
revolucionarias, lo más común es que sea abucheado ). Cuando esto ocurre es
porque han ocurrido una de dos cosas o las dos a la vez : que la puesta haya
sido magnífica o que la parte musical y los intérpretes en particular hayan
tenido serias limitaciones.
La
puesta de Zanetti gustó a todos, y a mí también, porque representa una bienvenida
vuelta a las puestas que toman en serio la obra que están presentando y hacen
un honesto intento de intermediar entre el público y el autor para mostrarle al
primero qué es lo que el segundo quiso hacer cuando escribió su texto.
Zanetti
ambientó su versión (y esto hoy en día suena casi revolucionario por lo inusual)
en la Corte de Felipe II de España, que es donde Schiller y –Verdi han ubicado
su drama.
Y lo
hizo además con un gran despliegue visual, digno de la magnificencia del
escenario del Colón, que hizo en algunos momentos recordar épocas más felices del Teatro. En primer lugar el
vestuario fue sencillamente deslumbrante e imagino la alegría principalmente de
los cantantes nacionales que harán el segundo elenco cuando vieron que subirían
al gran escenario lírico de Argentina con un marco digno de su importancia en
la vida cultural del país.
La
escenografía inteligentemente jugó con las apariencias. Un imenso columnado ocupó la parte delantera del
escenario y con un uso adecuado de la iluminación ( que además renunció a las tinieblas
que se han puesto de moda en las versiones “ modernas “ y nos permitió ver los
rostros de los cantantes ) y del escenario giratorio, fue creando con pocos elementos colgantes y proyecciones, los
diversos ambientes. NO TODO LO QUE SE VIÓ FUE ELEGANTE. A mí me desagradó el
escenario de la primer escena, que se repite en la escena final con una imensa
mano que lleva incrustado en el brazo un corazón rojo que brilla, y también el
huevo que se proyecta en la escena siguiente, sobre el panel trasero ( ver foto
)- Pero fue impresionante la Escena del _Auto de Fe con el enorme Cristo crucificado
en la parte trasera.
MENOS
LOGRADO ME PARECIÓ EL TRABAJO DE Zanetti como director de actores. Con dos feas
gaffes y un gran acierto en la Escena del Auto de fe. El acierto fue la forma
en que manejó todo el tema de los condenados a la hoguera, que fueron traídos a
escena prácticamente desnudos y muy golpeados, obligados a recibir contra su
gusto la bendición del sacerdote y en el momento final del acto quemados vivos
en la mitad del escenario con un magnífico juego de humo luces y una marcación
excelente de los dos actores que ejecutaron movimientos propios de un cuerpo
que es consumido por el fuego.
LA
PRIMER FALLA VINO CON LA ENTRADA DEL Rey en escena, que llega con su séquito y
se coloca en el centro del escenario. Detrás de
él viene el heraldo que canta ,seguramente sin que nadie haya percibido
la contradicción , la frase que Verdi escribió ( CHIUSA SIA LA PORTA DEL TEMPIO……
QUE ABRAN LA PUERTA DEL TEMPLO Y QUE NOS DEVUELVA A NUESTRO REY ) Qué puerta ¿?
qué templo? Qué Rey ¿? si el Rey está allí presente y no tiene que salir de
ninguna parte. Qué nostalgia de la época en que los registas leían los
librettos ¡! Y lo peor es que ahora el público percibe mucho más estas
contradicciones porque lee la traducción.
La segunda
gaffe, más grave, ocurre cuando Don
Carlo saca su espada y se proclama salvador del pueblo fiamingo, ante el
estupor general de que alguien se haya atrevido a desenvainar la espada en
presencia del Rey. Lo que la obra marca es que el Rey enfurecido ordene que lo
desarmen y como nadie lo obedece por temor de enemistarse con alguien que puede
después llegar a ser Rey, él mismo toma la espada y se apresta a atacar con
ella a su hijo. Rodrigo ante el grave giro que van tomando los acontecimientos
se adelanta y le pide a Don Carlo que le entregue su espada ante lo cual éste
anonadado por lo que considera la traición de su amigo, obedece. Aquí no ocurre
nada de eso. __-Don Carlo desenvaina la espada y se la coloca en el cuello al
Rey que así amenazado pide ayuda que le es dada por Rodrigo espontáneamente. Un
grave daño para uno de los momentos más dramáticos de la obra.
En lo
musical, me parecieron buenos la
dirección de IRA LEVIN ,y el desempeño
de la orquesta y del coro, pero a los tres los he visto en noches mejores, dignas
de ser calificadas como memorables , lo que aquí resultaría exagerado.
El
elenco fue más bien un elenco no a la altura del Colón o de la suntuosa producción,
sino lo que en producciones más modestas puede verse en cualquier Teatro de provincia
en Europa en alguna ciudad fuera del circuito lírico principal.
Dos
excepciones : la opulencia vocal de FABIAN VELOZ, que sin embargo me pareció
menos compenetrado con el papel que en otras actuacioens suyas., y la estupenda
creación de ALEXANDER VINOGRADOV, un magnífico Felipe II con una voz de
absoluta solvencia en toda la extensión, con un bellísimo timbre y una
interpretación dramática de gran nivel. Por él valió la pena la versión.
No voy
a ser sádico entrando en detalles sobre las limitaciones de TAMAR IVERI,
BEATRIZ URIA MONZON y JOSEP BROS para
respectivamente ELISABETTA,EBOLI y DON CARLO.
La
soprano tiene una voz funcional cuando puede cantar a viva voz y tiende a
desaparecer cuando tiene que cantar algo menos que forte. Su mejor momento fue
el aria del último acto y su peor momento el NON PIANGERE MIA COMPAGNA que más
lo marcó que lo cantó. Le erró completamente al personaje que en su
interpretación resultó más una mujer amargada y resentida que la dulce víctima
de un sacrificio por la paz de su pueblo que Schiller y Verdi crearon.
URIA
MONZON sigue siendo una gran cantante, que no hace papelones, pero su voz acusa
el paso del tiempo. Los graves , que nunca fueron su fuerte, se han esfumado,
el centro está apoyado de tal manera que parece la voz de una contralto, y los
agudos son estridentes. Con todo, su actuación, como es el caso de todas las
Ebolis, se superó en el OH DON FATALE, colocó bien los agudos finales y logró quebrar
la frialdad conque hasta ese momento la había estado recibiendo el público.
BROS estuvo luchando todo el tiempo contra su voz
que no es la de un lírico spinto por
cierto Logró hacerse oír en todo momento, lo cual no sé si fue una ventaja. Tendió
a desafinar en el ataque de los agudos
que además encaró con una curiosa aproximación consistente en emitir la
nota primero y cambiarle la coloración un par de veces sobre la marcha.
Actoralmente ningún o de los tres resultó más que
moderadamente apropiados.
Luz de
alarma para LUCAS DEBEVEC MEYER que tuvo
dificultados con graves, agudos y volumen de su Fraile generando aprensiones
sobre cómo será su Felipe II en el segundo elenco. Lindas voces de ROCIO
GIORDANO y MARISU PAVON como Tebaldo y la Voz del Cielo respectivamente. Muy
bien cantado el Heraldo de DARIO LEONCINI en su brevísima intervención
Inaceptable
que hayan traído del exterior para hacer
de Inquisidor un bajo con una notoria inadecuación vocal para la parte, como ALEXEI
TARNOVITSKI que pasó por un verdadero calvario para cantarla
Levin y
Zanetti optaron por no representar el primer acto que fue eliminado por el
propio Verdi al preparar la edición en italiano, por motivos de índole
comercial ya que la obra con los 5 actos
quedaba muy larga para el público italiano, no acostumbrado a Meyerbeer o
Wagner. Esto lamentablemente debilita mucho la lógica interna del drama ya que
es en el primer acto donde ocurren los hechos que hacen explicables las
situaciones y los dramas personales que afloran en los actos restantes
Felizmente
optaron por mantener el “ sector bélico “ del dúo final soprano-tenor, la
escena posterior a la muerte de Rodrigo donde Don Carlo le confiesa a su padre
que Rodrigo se hizo culpable para salvarlo a él, dejándolo arrasado.
Levin
como se sabe es un cultor de la orquesta fuerte y aquí se mantuvo en sus trece,
pero además le dio un destaque para mí exagerado a las segundas líneas melódicas
de la partitura, ahogando a veces la melodía de los instrumentos centrales, como
en los bellísimos preludios a os dos últimos cuadros.
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