LA FLAUTA MAGICA – LA PUESTA
No debo
ser la persona más indicada para comentar una puesta de LA FLAUTA MAGICA dado
que es una Opera que poco se comunica conmigo tanto emocionalmente como intelectualmente. Es una obra que pese a la bellísima música de Mozart en general no me resulta nada
atractiva, por obra y gracia del libretto, una amalgama que no cuaja entre una
fábula infantil que predomina en el primer acto y una farragosa exposicicion de
los ritos iniciáticos de un grupo masón cerrado
y extensas disquisiciones filosóficas y religiosas, que dominan el segundo acto
haciéndolo por momentos ( cuando no está la música de Mozart y hay que oír el
largo diálogo hablado en alemán ) muy tedioso.
Hace pocas semanas vi una muy buena versión de
JUVENTUS en el TEATRO AVENIDA-BUENOS
AIRES montada con escasos recursos y con escenografías sumarias que daban muy
bien los ambientes, donde se apoyaban más bien en la aventura romántica y se
dejaban bastante de lado las especulaciones filosóficas.
El teatro SOLIS en cambio decidió apuntar alto y
montó una puesta en escena que debe haber costado unos buenos dólares lo cual
lleva a replantearse la pregunta de cuan bien se están gastando los escasos
recursos que la lírica tiene a su disposición , para colmo divididos entre dos
teatros con gestiones independientes. Una independencia que ha llevado a que en
esta famélica temporada de 3 operas entre los dos teatros , veamos 2 operas alemanas
y 1 italiana. Me pregunto cuantas obras podrían montarse con recursos menos
dispendiosos y con elencos predominantemente locales.
La puesta es bella e ingeniosa y cabe elogiar el
trabajo de ZAMIRA PASCERI que ha tenido toda la responsabilidad en sus manos
asumiendo la dirección escénica, la escenografía , los vestuarios, la
iluminación y las proyecciones que en esta puesta son esenciales. Zamira ha
logrado en buena medida quebrar el estatismo de los largos parlamentos
hablados, adornándolos con sus bellas y por momentos imponentes proyecciones.
Estamos indudablemente ante una artista de talento
que sería bueno volver a ver en otras realizaciones y poder observar si entre
sus talentos está el de convertirse en portavoz del autor y no en alguien que
viene a enmendarlo.
Porque en esta puesta Zamira ha optado por dejar de
lado tanto el cuento infantil como la filosofiá de Shikaneder y crear una
fábula de seres extraterrestres y viajes espaciales que si bien es muy linda de
ver y deslumbró a la platea, que mal conoce la obra y no está demasiado interesada
en conocerla, agravó la incoherencia de
la obra introduciendo un tercer nivel de realidad, que poco se conjuga con los
otros dos, con el texto y con la música.
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