jueves, 1 de noviembre de 2018

SUOR ANGELICA EN EL TEATRO EMPIRE


SUOR ANGELICA
OPERA DE GIACOMO PUCCINI SOBRE LIBRETTO de GIVACCHINO FORZANO
DIRECCION MUSICAL SILVANA D/ONOFRIO
ENSENBLE ORQUESTAL DE 5 INSTRUMENTOS REUNIDO PARA EL EVENTO
TEATRO EMPIRE

En primer lugar hay que destacar la grata sorpresa de ver la sala del Empire, que no es de las menores en cuanto a su capacidad con un alto grado de ocupación, tratándose como se trata de una función de día laborable con un elenco sin figuras conocidas y un título que si bien es  popular como lo es todo Puccini salvo quizás Fanciulla, no es de los que automáticamente atraen multitudes como LA TRAVIATA IL TROVATORE CARMEN RIGOLETTO.
Prueba de que hay un público ávido de Opera que no es atendido por los organismos oficiales por la escasez y a veces el elitismo de las programaciones y por el alto costo de las entradas que han quedado fuera del alcance de los ciudadanos corrientes.
El espectáculo es presentado por la Profesora GABRIELA IGLESIAS  como un proyecto pedagógico, parte del aprendizaje de un conjunto de jóvenes cantantes. Y jóvenes en verdad son la casi totalidad de las integrantes del elenco, en algunos casos acertando en lleno con los personajes  como el de las novicias ERIKA SPINELLI y APOLA HERRERA cantadas con voces dulcísimamente juveniles, en otros operando un poco a contrapelo como la demasiado juvenil Zelatrice de  LUDIMILA DISA en magnífica interpretación vocal y escénica  o en las muy buenas interpretaciones de MARIA LAURA WEISS  como la Badesa,  MARIANGELA NOTTA  como la Maestra de las novicias o más aún de la excelentemente cantada e interpretada pero indisimulablemente joven ZIA PRINCIPESSA  de MARIA GABRIELA FABRE, con un registro agudo  contrastante con sus graves de pecho que traiciona su juventud.
Deliciosa la sor Genevieva que yo apostaría que  fue cantada por LORENA VENGAS si bien el programa no aclara debidamente si fue ella o  MARTINA GIOIOSA, plegándose a la maldita costumbre del off de no proporcionar correctamente los repartos.
En este contexto pareció una decisión equivocada que la Profesora del conjunto notoriamente mayor que todas sus alumnas y con una voz intacta pero con un timbre claramente maduro se reservara el papel protagónico, contrastando así en apariencia con todas su colegas de cautiverio. Pero todo reparo que uno podría formularse, asi como también a su actuación solvente pero no destacada, desaparece ante la pasmosa solvencia conque canto la terrible escena final con los reiterados agudos extremos que la Profesora emitió con gran seguridad y belleza tímbrica sin en ningún caso recurrir a estridencias vocales como suele ser tantas veces el caso .
De más está decir que tratándose de alumnas de un Coro polifónico las hermanitas sonaron bellísimamente en las escenas de canto  colectivo.
Escénicamente se recurrió a un escenario despojado, oscuro con apenas una gran cruz y la fuente del milagro que se menciona en la partitura. Y en diversas escenas se corporizó la presencia de la Virgen María vestida de blanco, que aparece sobre el final para llevarle el niño a Suor Angélica que muere con la cabeza de su hijo apoyada sobre su vientre. La versión más simple, más lineal y más emotiva del milagro
El ensemble orquestal se reveló muy insuficiente para  la partitura de Puccini, pero es lo que hay y lo que se puede pagar dadas las circunstancias.

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