viernes, 31 de mayo de 2019

LA CIA LIRICA DEL SUR ELEVO AUN MAS LA PUNTERIA CON SU ULTIMA FUNCION DE NORMA




No hubo en realidad cambios de reparto, salvo el tenor. Pero hubo un notorio mayor rendimiento de todos los participantes y un mejor ensemble entre ellos.
Comenzando por el recién llegado al elenco L. BORJA fue un Pollione de raza, cantado con arrojo y expresividad. Es claro que Borja usufructuó de la ventaja de tener la voz natural del papel, que es para un tenor con una voz de su peso vocal y su timbre, especialmente cuando cantó enfrentado a la Norma de Castillo de Lima que es también una voz de volumen importante y gran fuerza vocal.
En el elenco volvió a encantarme la bellísima Adalgisa de LAURA ARANDA, un prodigio de dulzura, que además descolló en los dos difíciles dúos con Norma donde su voz y la de la soprano formaron una unidad  inseparable.
MARIA CASTILLO DE LIMA ha perfreccionado remarcablemente su Norma desde la representación anterior. Todas las limitaciones que aparecieron en dicha función y que yo señalé en mi comentario, desaparecieron por completo al encarar María la partitura con otro abordaje evitando los pasajes del piano al forte , que fueron su talón de Aquiles en esa función. Aquí todo sonó bellísimamente bien , si bien se mantiene el hecho de que la escena final supera todo lo que hace en el resto de la Opera, por la vocalidad y por la fuerza emotiva.
María tiene una voz de gran volumen y es una soprano lirico spinta con tendencia a convertirse en dramática con el paso del tiempo. Tiene que aprender a soltar la voz sin temor, como lo hizo aquí y usar esos fantásticos pianísimos que posee como un recurso expresivo y no como una manera de evitar agudos metálicos, que todas las voces grandes y graves los tienen.
LUCAS MIÑO  también superó su interpretación de la función pasada mostrándose más desenvuelto y expresivo y dando muy bien la autoridad del personaje. Vocalmente sigue asombrando la evolución que ha tenido, la seguridad con que canta y el bello timbre de voz
TELLO volvió a demostrar su capacidad como director haciendo sonar a la orquesta pequeña que el foso del Teatro Luz y Fuerza admite como si fuera una orquesta sinfónica completa, y sacando del coro una excelente representación. Tuvo además sangre fría en el primer acto para evitar que una gaffe del tenor hiciera interrumpir la representación.
Este espectáculo no debería morir. Debería ser visto en otros teatros.
Y la Norma de María es ya un producto de exportación, que debería ser visto y oído en el exterior.

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