sábado, 18 de mayo de 2019

LA SÍLFIDE – FUNCIÓN DEL 17.5.19




Como siempre ver una función adicional da la oportunidad no solo de ver cambios de elencos, sino de apreciar detalles que en una primera visión pueden no haber  sido precibidos o que uno se haya olvidado de destacar  en un primer  comentario.
Hoy por ejemplo además de percibir el excelente rendimiento de conjunto del elenco, fue destacable la absoluta belleza del conjunto de Silfides, etéreas, angelicales presididas por la bella ROCIO BEZERGUE  en una refinada actuación.
Me di el lujo además de en algunos momentos distraerme de la escena y contemplar un poco lo que ocurre en la Orquesta. Los músicos de la OSSODRE se comprometen mucho con lo que están tocando, al extremo de que ponen en juego mientras tocan movimientos del cuerpo y so bre todo expresiones faciales que delatan que están tocando con alma y vida. El maestro    NASER  es un caso aparte. Su grado de expresividad facial y sus gestos son tales que uno podría no escuchar la música y aún así percibir lo que se está tocando. Y me llamó la atención la forma en que está siempre pendiente de lo que ocurre en escena, algo que supongo debe ser el desiderátum de un director de orqueta para ballet
Los  cambios  en el elenco nos  trajeron la muy expresiva bruja de JORGE FERRIRA, en una excelente composición,  la sólida pareja de ROMINA  GRECCO ( delicada, sensible ) y  SERGIO MUZZIO ( enérgico, expresivo, quizás algo falto de elegancia ) , y una excelente pareja protagónica.
MEL OLIVEIRA es una g ran bailarina, digna de ser primera bailarina en cualquier compañía del mundo y no dudo que pronto será nombrada aquí, ya que baila ( y como ¡!!) todos los protagónicos. El Bns tuvo suerte en contratarla, ya que formó parte de la diáspora del cuerpo de baile de Rio, corrido por la crisis económica letal que vive dicha ciudad. Su Silfide fue una lección magistral de baile, delicadeza y fuerza expresiva. No tengo la menor duda que con la partida de Riccetto ella y Penachio serán las estrellas femeninas de la _Cia.
Pero el verdadero asombro fue la actuación de DAMIAN TORIO. Técnicamente aportó todo lo que puede exigirse a un bailarín clásico de buena escuela, perfeccionando en pequeños detalles sus actuaciones anteriores.
Pero la verdadera sorpresa fue su soberbia interpretación trágica con un fuerte grado de entrega emocional. Es verdad que _Torío venia progresando de su timidez anterior y dando más expresividad a sus personajes, especialmente desde que la nueva dirección comenzó a darle con asiduidad papeles protagónicos, pero nada hacía suponer que llegara a este grado de intensidad  en su actuación.

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