jueves, 8 de mayo de 2014

EL BARBERO DEL COLON- A MODO DE BALANCE

EL BARBERO DE SEVILLA – A MODO DE BALANCE


Ahora que ya ha pasado el bullicio del estreno y que he leído buena parte de las notas que todos los críticos de Buenos Aires han escrito a respecto de las representación  del Barbero en el Teatro Colón, creo oportuno hacer un balance lo mas objetivo posible de qué es lo que ha sucedido.
1-EL TEATRO COLON PRESENTO  como siempre fue habitual 2 elencos, uno de cantantes internacionales para las funciones de abono y otro de cantantes locales para las extraordinarias, sólo que esta vez “ las” extraordinarias fueron una sola , pese a que la popularidad del título y la calidad de la versión hubieran permitido obtener varios llenos, si se practicaban precios más acordes con la realidad argentina
2-Como desgraciadamente está ocurriendo con cierta frecuencia, el elenco nacional resultó ser mejor  que el elenco importado, si bien en esta oportunidad no hubo un fracaso en las funciones de abono sino una representación adecuada sólo que menos lograda en conjunto que la versión de los cantantes nacionales.
3- Como no siempre fue el caso , las dirección musical fue la misma para los dos elencos. Sólo que el director musical fue cambiado después de la venta de los abonos sin que nadie anunciara el cambio ni diera explicación alguna a los pagantes de por que se producía.   Nada contra el maestro MIGUEL ANGEL GOMEZ MARTINEZ  que es toda una autoridad y que vino precedido de una impresionante foja de servicios. Su actuación, en la que como es su costumbre no utilizó la partitura , logró un perfecto ensamble del escenario con la orquesta y buena sonoridad de esta. Son de criticar los tempi demasiado lentos que quitaron brillantez a la música de Rossini y que hacia el final del primer acto fueron tan lentos que durante el concertante pareció que había tiempo para salir , tomar un café y volver ( exagero obviamente )- Fue muy interesante observar su atenta lucha para asegurarse que la mezzo esperara antes de entrar y no diera curso a su tendencia a entrar antes de tiempo
4-La escenografía me pareció bonita y funcional sin particular destaque y las ropas vistosas. Es verdad que hubo algunas gaffes que provocaron quejas como el vestir a Rosina con ropas de una clase social inferior a la suya. En verdad para quien como yo ya fue amansado con puestas en las que todos salen en vaqueros, esto es un pecado venial y no ocasiona la perdición eterna del que lo cometió. Más molesto me resultó que el Conde aparezca ante Rosina y su tutor a cara descubierta y con ropas propias de su rango en la malhadada introducción, con lo cual todo lo que sigue en materia de nombre supuesto ( Lindoro ) y personificaciones ( soldado, cura ) se vuelve un dislate carente de toda lógica teatral.
5-El regisseur, venido del mundo del ballet, inundó de bailarines el escenario ( corporativismo quízás ¿?? JAJAJA ) Las constantes escenas de ballet fueron las más de las veces innecesarias, con cierta frecuencia inoportunas y en un par de ocasiones de franco mal gusto. Pero lo más grave de este despliegue es que distrajo la atención del director que preocupado como estaba por sus coreografías descuidó el núcleo de la representación que son los personajes principales, y nos dio una versión totalmente rutinaria, acartonada y repetida sin que el talento creativo por el cual es reconocido este prestigioso director llegara  materializarse en escena. Cada cantante pareció librado s su propia suerte y haciendo lo que aprendió en otras puestas, hayan sido estas muchas o pocas.
6- En cuanto a los solistas :
-El elenco importado tuvo una Rosina mezzo y el nacional una Rosina soprano con la consabida dosis de sobreagudos y staccatti. Yo prefiero auditivamente la versión mezzo, pero ambas cantantes dieron cabal muestra de dominar el estilo si bien ambas exhibieron alguna tirantez en el extremo agudo. Escénicamente la mezzo importada luchó contra una apariencia que es más la de una Condesa Almaviva que la de su traviesa enamorada.
-Omar Carrión fue un barbero insuperable en sentido del humor, calidad del fraseo, belleza tímbrica ( agregó algunos sobreagudos en los duetos ) y se sobró en escena.  El barítono importado exhibió una voz de mayor volumen  pero muy desigual con agudos tronantes que parecen salidos de otra garganta y una interpretación correcta pero no particularmente interesante.
-El bajo importado exhibió buena voz y una adecuada presencia escénica  ( pese al ridículo traje verde que le adjudicaron ) pero el bajo local arrasó con el papel en ambos rubros, logrando una creación impactante.
Carlo Lepore fue el punto más alto del elenco importado con una magistral creación del Dr.Bartolo tanto vocal como actoralmente. Pero  Luis Gaeta no se quedó atrás y ofreció una interpretación también memorable.  Un burrero diría que si un triunfador hubo “ fue en la foto “
Y llegamos al tenor.Ambos tenores exhibieron muy buena técnica de coloratura y adhesión al estilo del autor, Maier posee una voz más potente que Gattel, una voz que se hace oír con facilidad, pero que en compensación tiene un timbre menos agradable. Gattel posee una voz de pequeño valumen, pero perfectamente audible aún en un auditorio de las dimensiones del Colón, y un timbre que sabe volverse acariciador en los momentos más suaves.
Actoralmente ambos estuvieron a la altura, pero Gattel exhibió su mayor identificación con el papel luego de haberlo cantado en varios teatros de Europa y con diferentes directores, y un estampa de galán que ni la ridiícula peluca que le encajaron ( otro verbo no cabe ) logró arruinar..
Y aquí hubo polémica. Hubo amigos que se quejaron de no haber oído a Gattel. Es una discusión difícil porque no vimos la misma función y no la vimos desde el mismo lugar. Mis amigos vieron la función del Abono Nocturno tradicional y desde  una fila alrededor de la 10 en la platea. Yo la vi en el abono de domingos y desde la primera fila de platea. Esto influye porque no hay voz lo suficientemente pequeña como para que no llegue a  la primera fila, desde donde se oye hasta el momento en que los cantantes respiran.

Es una discusión imposible de saldar salvo que existan grabaciones.  Lo cierto es que Gattel estaba en inferioridad de condiciones el día del Abono Nocturno Tradicional, tanto que eliminó el aria final y su caballetta que sí cantó el domingo. Puede haber estado indispuesto o simplemente cansado ya que el Colón había cometido la imprudencia de realizar en cuatro noches sucesivas tres funciones : ensayo general, estreno y segunda función, una verdadera temeridad en el caso del tenor que tiene un papel exigente y agotador.
Queda flotando en el aire la duda de  cómo decide  el Colón sus contrataciones. Quien recomienda a los cantantes, y aparece el temor de que hayan una o varias Agencias de Representantes que tengan algo mas que ver con el proceso que lo que debieran.
Y una última reflexión : las temporadas de abono de Opera cada vez tienen menos títulos del repertorio normal de un Teatro de Opera, que son por otra parte las que el público paga para ver, y cada vez se presentan más óperas del tipo de las que provocan deserciones en masa en el primer intervalo. Y las pocas óperas que sobreviven a esta discriminación ( cuanto hace que no se ve un Bellini, un Donizett, un Wagner completo, un Gounod, un Massenet ¿??? )   cuando se hacen parece que fueran víctimas de mala voluntad porque se hacen con regies que las distorsionan y con elencos seleccionados entre Teatros de segunda línea.
El Colón tiene en su patrimonio un público de abonados que lo sigue fielmente y paga por anticipado sus entradas No continúen  poniendo a prueba  su disciplina. Algunos lugares vacíos en la función del Domingo pueden estar marcando una tendencia. Ojala no sea asi


2 comentarios:

  1. Pude ver sólo el Gran Abono, coincido con Luis, una función pálida.

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  2. Estamos viviendo la peor dirección que nuestro amado Colón haya tenido en su historia. La mediocridad e ineptitud de las actuales autoridades están arrastrando al vacío a este preciado tesoro. Los intereses privados parecen estar por encima en detrimento no sólo de los abonados sino del público en general que quiere apreciar lo bueno , como fue otrora.

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