sábado, 7 de junio de 2014

ADRIANA LECOUVREUR EN EL AVENIDA

ADRIANA LECOUVREUR
OPERA EN CUATRO ACTOS DE FRANCESCO CILEA-LIBRO DE ARTURO COLAUTTI INSPIRADO EN LA OBRA TEATRAL DE EUGENE SCRIBE Y ERNEST LEGOUVE

DIRECCION MUSICAL DE CARLOS VIEU
DIRECCION ESCENICA –CRYSTAL MANICH
ESCENOGRTAFIA DE NOELIA GONZALEZ SVOBODA
VESTUARIO LUCIA MARMOREK

BUENOS AIRES LIRICA – TEATRO AVENIDA

Pensé que nunca más iba a tener la satisfacción de aplaudir con auténtico entusiasmo y sin reservas una dirección escénica pero el milagro se ha producido en esta excelente producción de BUENOS AIRES LIRICA,  que “ para colmo de males “ contó con una excepcional dirección musical de CARLOS VIEU y un elenco de muy buen rendimiento vocal y escénico.
El trabajo de la regie fue notable. Ateniéndose a la circunstancias que indican la necesidad de una concepción visualmente austera que obedezca a las limitaciones de espacio del escenario del Teatro Avenida y los modestos recursos de una compañía privada de Opera, la directora y su escenógrafo concibieron 4 ambientes fácilmente transformables ( 2 de los 3 cambios de escenario se hicieron a telón abierto ) presididos por el omnipresente teatro que es el centro de la vida de la protagonista. Esto permitió que por ejemplo en el primer acto, que se desarrolla entre bambalinas, el espectador pudiera ver a través de cortinados translucidos lo que ocurre en el escenario de la obra que se representa, incluyendo el monólogo de Adriana que tanto admira Michonnet, que en el tercer acto el célebre monólogo agresivo de Adriana donde inculpa a la Princesa, su rival, sea representado desde lo alto de la escena y sobretodo permite un toque maravilloso de magia escénica cuando en el momento de Adriana morir, alucinada por el veneno que está acabando con su vida, se sienta transportada al teatro y renazcan en escena los personajes que la rodeaban en su vida de ficción como mudos fantasmas que vienen a acompañarla en su partida, Por esta última escena sólo ya valdría la pena darse una vuelta por el Teatro Avenida y aprender lo que es una dirección escénica creativa pero al mismo tiempo respetuosa del texto que representa.
Manich además es una excelente directora de actores y atenta al más mínimo detalle, obteniendo un gran trabajo interpretativo de todo elenco, más allá de los diferentes grados de capacidad interpretativa de cada uno
Claro, la Opera es ante todo música y por más excelente que fuera la regie, nada estaría bien si la parte musical fuera de inferior calidad, pero Buenos Aires lírica contrató un seguro eficaz contra tal peligro , que es la batuta experiente y sensible de CARLOS VIEU, muy probablemente el director más especializado en Opera que tiene el medio. Obtuvo un gran rendimiento de la Orquesta con gran equilibrio entre los instrumentos, un bellísimo sonido de las cuerdas , buen balance con los cantantes  y por momentos la orquesta acompañó de tal manera la acción que fue un puntal más de la puesta en escena. Así se hace.
Y vaya un elenco ¡! CHRISTIAN PEREGRINO  en primer lugar fue casi un peché de richesse como el Principe Bouillon, con su poderosa voz de bajo que pide compromisos mayores y su estupenda presencia escénica, que trasmitió la autoridad y la fatuidad de su personaje magníficamente . A su lado SERGIO SPINA  hizo un trabajo de lujo, que lo ratifica como un verdadero especialista de primerísimo nivel en este tipo de papeles. Un Abate servido con gran sutileza teatral y una voz bien superior a lo que se suele oír en este tipo de  partes complementarias.
Destacada presencia de WALTER SHWARZ  como Quinault y una magnífica actuación de MAURO DI BERT     que se convierte en esencial en la escena final, cuando su presencia muda entregándole la flor a la desfalleciente Ádriana provoca un fuerte impacto emocional.
VIRGINIA WAGNER  no tiene todas las herramientas para ser una Adriana memorable. Algunas notas graves se escuchan poco y sus pianísimos suelen quedar debajo de la orquesta o correr el peligro de quebrarse como casi ocurre en el POVERI FIORI. No es además por naturaleza una mujer imponente y le cuesta dar la gran diva, máxime con el handicap de la estatura en el enfrentamiento con Mastrangelo. Pero en cambio exhibió gran musicalidad, entrega absoluta al personaje, un impecable registro agudo, y un buen volumen vocal de manera tal que más allá de estas limitaciones,  dio enteramente al personaje y fue uno de los placeres de la noche,.
A su lado el tenor brasileño ERIC HERRERIO exhibió una voz atractiva, de agudos excitantes por su belleza y volumen y un centro que suena aún algo vacilante. Es todavía un actor rústico, especialmente cuando de interpretar un Conde se trata, pero es también sensible y dedicado y seguramente ira puliendo sus movimientos en la medida en que logre frecuentar directores escénicos de este nivel que trabajen codo a codo con los interpretes. Todo hace suponer que estamos en presencia de un tenor de importantes recursos  que hará carrera y fama en el gran mundo de la Opera.
Yo sinceramente creí que era un error escalar a ADRIANA MASTRANGELO  para la Princesa de Bouillon, en primer lugar por ser una mezzo de timbre más bien claro y en segundo lugar por no conocerle antecedentes en el verismo. Celebro decir que me equivoqué de palmo a palmo y que la suya fue una magnífica interpretación tanto en lo vocal como en lo actoral, con toda la arrolladora fuerza que la partitura y el libro le piden.

Decir que OMAR CARRION  es un actor sutil es repetirse, pero el culpable es él  no yo. Finísima composición de Michonnet con ese amor ahogado en si mismo que no osa salir pautado en cada mirada , cada movimiento en un trabajo realmente conmovedor, apoyado además en su sólida voz que superó con creces la dificultad de la parte que es quizás para un barítono más bajo que Carrión que es un verdiano nato  y luciendo en cambio su esplendido registro agudo.











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