Como habrán podido apreciar mi opinión inicial sobre
el espectáculo fue no del todo favorable.
Por ello , porque sé del esfuerzo y de los costos y
sacrificios que deben afrontar las Cias
privadas cuando acometen una dura experiencia como es la de montar una Opera no
contando con los favores del presupuesto oficial, me quedé pensando mucho en el
tema, preguntándome si no habré sido injusto y quiero relativizar lo que dije.
Cabe en efecto la posibilidad de que yo haya sido
traicionado por la excesiva frecuencia con que he visto este título en grandes
teatros ( no sólo del exterior porque hasta no hace mucho tiempo el Colon era
uno de los grandes templos del arte lírico ), con puestas memorables y con
cantantes de reconocida reputación internacional.
Es posible entonces que mis gustos de hayan visto
afectados, deformados quizás , por esta frecuentación y me haya convertido en
un viejo amargado y exigente.
Porque fue notorio que la concurrecnca del
espectáculo, que fue bastante numerosa si bien no llegó a agotar la capacidad
del Teatro del Globo, dfisfrutó francamente del mismo, y aplaudió calurosamene
y en algún caso ovacionó a los
participantes.
Yo lamentablemente no puedo olvidar lo que he visto
y he oído, pero quiero al menos tener la ecuanimidad de decir que mi opinión no
fue la de la mayoría del público asistente y puede estar deformada por esta
singular experiencia que he vivido en un pasado muy feliz.
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