CAPULETOS Y MONTESCOS –OPERA DE VINCENZO BELLINI
CON LIBRETTO DE FELICE ROMANI
DIRECCION MUSICAL –LUSI FERNANDO MALHEIRO
DIRECCION ESCENICA –FLORENCIA SANGUINETTI
ESCENMOGRAFIA –MARCELO SALVIOLI
DIRECCION DE CORO- IGNACIO PILONE
BANDA SINFONICA DE MONTEVIDEO
TEATRO SOLIS
LA OBRA
( comienzo reproduciendo lo que escribí en ocasión
del estreno de la versión de Buenos Aires Lirica en el Teatro Avenida )
La prematura muerte de Bellini a la edad
de 34 años fue una de las mayores catástrofes en la historia de la Opera. Es
evidente que no había dado todo de sí todavía y que estaba en pleno proceso de
maduración. Y duele en el alma pensar lo que podría haber a llegado a ser si
hubiera vivido.
Bellini compuso CAPULETI a los 26
años, inmediatamente antes de LA SONAMBULA, NORMA ( para mí su obra maestra
insuperable ) BEATRICE DI TENDA e I PURITANI.
Estoy seguro que si hubiera vivido más
años habría vuelto una y otra vez sobre este texto y lo hubiera perfeccionado,
como hizo Verdi con varias de sus obras primeras. Pero el destino no lo
quiso así, y nos hemos quedado en cambio con esta Opera irregular, imperfecta,
con varios momentos donde la calidad musical y dramática decaen, pero que tiene
varios momentos que no palidecen al lado de lo mejor que hizo Bellini,y que es
un placer rever, máxime cuando se la representa con escasa frecuencia. ( Buenos
Aires no la veía desde su presentación en el Teatro Colón con la sublime RENATA
SCOTTO en uno de sus grandes papeles, pero en una bastardizada versión en la
que, siguiendo a la moda de la época, se sustituía la mezzo que canta Romeo por
un tenor alterando todo el equilibrio estético de la obra.
La versión auténtica pudo ser
vista en el TEATRO ROMA con CORREA DUPUY como Romeo y SANDRA SCORZA como
Julieta, ambas excelentes.
LA VERSION
En términos generales fue una versión correcta pero
más bien abúlica, que demoró demasiado en entrar en clima ( sólo logró en las
dos escenas finales ). Parte de ello se debió a la desganada dirección
orquestal de Malheiro , con tempi lentos y una calma imperturbable aún en los momentos
más trágicos. Justo es reconocer que en compensación obtuvo siempre, salvo quizás
en el preludio donde la Banda Sinfonica sonó demasiado a Banda, un rendimiento sonoro adecuado de los
instrumentos bajo su comando.
Y parte se debió a la puesta en escena que para comenzar se basó
en una escenografía francamente fea de ver y poco sugerente de los ambientes
donde ocurre la acción – Hay que agradecerle a la regie el gran mérito de no haber
querido descubrir el humo de la pólvora y haber respetado el argumento tal como
lo concibieran los autores de la Opera, cosa rara en los tiempos que corren. No
hubo locuras en escena. Pero en general la puesta tendió a ser estática ,
agravando la sensación de aburrimiento que fue invadiendo la platea y que se
evidenció en los poco entusiastas aplausos. Por último las voces tampoco
ayudaron mucho a sacudir la modrra del público, porque se trató en general de
un elenco con voces pequeñas si bien administradas con eficiencia.
ORIANA FAVARO fue una exerlente, delicada, frágil Julieta
con un timbre bellísimo, un excelente uso de los pianísimos y certeros
sobreagudos. Fue con justicia la mejor aplaudida de la noche.
NIDIA PALACIOS
tuvo una valiosísima actuación en un papel que no es 100% adecuado para
su voz. Nidia es una cantante musicalmente irreprochable, con un bello timbre
en el centro y agudo, agudos certeros y potentes y un registro grave limitado,
que es muy puesto a prueba por el papel, ya que Bellini recurre abundantemente a él para dar idea de la
virilidad del personaje.. La mayor parte del tiempo inteligentemente dio a sus
graves potencia con la voz de pecho,
pero esto generó algunos probemas en la transición de uno a otro registro, que
en algunos momentos fueron embarazosos. Me produjo la sensación de que esaba
demasiado pendiente de las exigencias vocales como para entregarse
emocionalmente. Todo esto quedó superado en las dos magníficas escenas finales
( la del cementerio con el tenor, y la de la tumba con Julieta ) donde Nida
sacó a lucir su garra dramática y abandonando toda cautela dio todo de sí logrando
dos momentos de gran belleza e inensidad, demostrando que se trata de una
artista de valìa. Quizas sea una labor que crezca en las futuras repeticiones.
ENRIQUE GUZMAN es un tenorino de una agradable voz,
de volumen bastante reducido, con buen registro agudo. Fue un Teobaldo más bien
pálido, especialmente en la escena del cementerio donde su voz fue completamente
cubierta por la mezzo salvo el agudo final.
NICOLAS ZECCHI fue un buen padre Lorenzo, con una buena voz y adecuada interpretación..
MARCELO OTEGUI
de lejos la voz más importante del reparto, no estaba totalmente en buen
estado de salud y algunas de las zonas de su voz evidenciaron una incipiente
disfonía. Creo que fue eso lo que le impidió matizar más el canto, refugiándose
un un constate forte que le dio a su
Capellio un carácter más malvado ( quizas hasta con un toque de verismo
) que el que uno hubiera esperado.
Querido Luis, Sinceramente no me agradó el modo en que te referiste y "criticaste" mi performance. Para los que lean, que no van a entender que quiere decir "mantenerse en pie", aclaro que tuve un accidente feo en escena dado que todo el piso está recubierto en tela y mis botas eran (ya las cambiaron) de suela suela. Todavía sigo dolorido y con el pie morado, pero me paré y seguí adelante, a pesar de lo feo que fue y la desconcentración que me provocó. Solo aclararlo.
ResponderEliminarUna crítica dogmática que parece escrita en el S. XIX. Espectáculo en si misma. La critica victoriana existe aun y nos permite ver Capuleti a través del vidrio deformado de su histórico resentimiento intelectual.
ResponderEliminarEscrita por y para los que siempre en sus oidos sonará mejor la voz del cantante enfermo.