miércoles, 14 de septiembre de 2016

I CAPULETTI E I MONTECCHI- TEATRO SOLIS

CAPULETOS Y MONTESCOS –OPERA DE VINCENZO BELLINI CON LIBRETTO DE FELICE ROMANI
DIRECCION MUSICAL –LUSI FERNANDO MALHEIRO
DIRECCION ESCENICA –FLORENCIA SANGUINETTI
ESCENMOGRAFIA –MARCELO SALVIOLI
DIRECCION DE CORO- IGNACIO PILONE
BANDA SINFONICA DE MONTEVIDEO
TEATRO SOLIS

LA OBRA
( comienzo reproduciendo lo que escribí en ocasión del estreno de la versión de Buenos Aires Lirica en el Teatro Avenida )
La prematura muerte de Bellini a la edad de 34 años fue una de las mayores catástrofes en la historia de la Opera. Es evidente que no había dado todo de sí todavía y que estaba en pleno proceso de maduración. Y duele en el alma pensar lo que podría haber a llegado a ser si hubiera vivido.
Bellini compuso CAPULETI  a los 26 años, inmediatamente antes de LA SONAMBULA, NORMA ( para mí su obra maestra insuperable ) BEATRICE DI TENDA e I PURITANI.
Estoy seguro que si hubiera vivido más años habría vuelto una y otra vez sobre este texto y lo hubiera perfeccionado, como  hizo Verdi con varias de sus obras primeras. Pero el destino no lo quiso así, y nos hemos quedado en cambio con esta Opera irregular, imperfecta, con varios momentos donde la calidad musical y dramática decaen, pero que tiene varios momentos que no palidecen al lado de lo mejor que hizo Bellini,y que es un placer rever, máxime cuando se la representa con escasa frecuencia. ( Buenos Aires no la veía desde su presentación en el Teatro Colón con la sublime RENATA SCOTTO en uno de sus grandes papeles, pero en una bastardizada versión en la que, siguiendo a la moda de la época, se sustituía la mezzo que canta Romeo por un tenor alterando todo el equilibrio estético de la obra.
La versión auténtica  pudo ser vista en el TEATRO ROMA con CORREA DUPUY como Romeo y SANDRA SCORZA  como Julieta, ambas excelentes.

LA VERSION
En términos generales fue una versión correcta pero más bien abúlica, que demoró demasiado en entrar en clima ( sólo logró en las dos escenas finales ). Parte de ello se debió a la desganada dirección orquestal de Malheiro , con tempi lentos y una calma imperturbable aún en los momentos más trágicos. Justo es reconocer que en compensación obtuvo siempre, salvo quizás en el preludio donde la Banda Sinfonica sonó demasiado a Banda,  un rendimiento sonoro adecuado de los instrumentos bajo su comando.
Y parte se debió a  la puesta en escena que para comenzar se basó en una escenografía francamente fea de ver y poco sugerente de los ambientes donde ocurre la acción – Hay que agradecerle a la regie el gran mérito de no haber querido descubrir el humo de la pólvora y haber respetado el argumento tal como lo concibieran los autores de la Opera, cosa rara en los tiempos que corren. No hubo locuras en escena. Pero en general la puesta tendió a ser estática , agravando la sensación de aburrimiento que fue invadiendo la platea y que se evidenció en los poco entusiastas aplausos. Por último las voces tampoco ayudaron mucho a sacudir la modrra del público, porque se trató en general de un elenco con voces pequeñas si bien administradas con eficiencia.
ORIANA FAVARO fue una exerlente, delicada, frágil Julieta con un timbre bellísimo, un excelente uso de los pianísimos y certeros sobreagudos. Fue con justicia la mejor aplaudida de la noche.
NIDIA PALACIOS  tuvo una valiosísima actuación en un papel que no es 100% adecuado para su voz. Nidia es una cantante musicalmente irreprochable, con un bello timbre en el centro y agudo, agudos certeros y potentes y un registro grave limitado, que es muy puesto a prueba por el papel, ya que Bellini recurre  abundantemente a él para dar idea de la virilidad del personaje.. La mayor parte del tiempo inteligentemente dio a sus graves potencia  con la voz de pecho, pero esto generó algunos probemas en la transición de uno a otro registro, que en algunos momentos fueron embarazosos. Me produjo la sensación de que esaba demasiado pendiente de las exigencias vocales como para entregarse emocionalmente. Todo esto quedó superado en las dos magníficas escenas finales ( la del cementerio con el tenor, y la de la tumba con Julieta ) donde Nida sacó a lucir su garra dramática y abandonando toda cautela dio todo de sí logrando dos momentos de gran belleza e inensidad, demostrando que se trata de una artista de valìa. Quizas sea una labor que crezca en las futuras repeticiones.
ENRIQUE GUZMAN es un tenorino de una agradable voz, de volumen bastante reducido, con buen registro agudo. Fue un Teobaldo más bien pálido, especialmente en la escena del cementerio donde su voz fue completamente cubierta por la mezzo salvo el agudo final.
NICOLAS ZECCHI fue un buen padre Lorenzo, con una buena voz y adecuada interpretación..
MARCELO OTEGUI  de lejos la voz más importante del reparto, no estaba totalmente en buen estado de salud y algunas de las zonas de su voz evidenciaron una incipiente disfonía. Creo que fue eso lo que le impidió matizar más el canto, refugiándose un un constate forte que le dio a su  Capellio un carácter más malvado ( quizas hasta con un toque de verismo ) que el que uno hubiera esperado.
















2 comentarios:

  1. Querido Luis, Sinceramente no me agradó el modo en que te referiste y "criticaste" mi performance. Para los que lean, que no van a entender que quiere decir "mantenerse en pie", aclaro que tuve un accidente feo en escena dado que todo el piso está recubierto en tela y mis botas eran (ya las cambiaron) de suela suela. Todavía sigo dolorido y con el pie morado, pero me paré y seguí adelante, a pesar de lo feo que fue y la desconcentración que me provocó. Solo aclararlo.

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  2. Una crítica dogmática que parece escrita en el S. XIX. Espectáculo en si misma. La critica victoriana existe aun y nos permite ver Capuleti a través del vidrio deformado de su histórico resentimiento intelectual.
    Escrita por y para los que siempre en sus oidos sonará mejor la voz del cantante enfermo.

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