Tanto en el Teatro como en la
Opera como en mi mas reciente aficion que es el Ballet, yo prefiero rotundamente
ver las obras como fueron concebidas por el autor, ambientadas en los lugares y
en las epocas en que el autor las imagino.
Estoy por ende destinado a
sufrir porque la tendencia imperante es el cambio de epocas y hasta de argumentos salvo felizmente en el
Ballet que es el ultimo refugio del respeto autoral.
Siempre que voy a ver una puesta
que se que sera moderna voy con una predisposición de animo poco
positiva, dispuesto de antemano a ver algo que no me gustara y no me provocara
emocion alguna salvo la decepcion.
En el caso de LA
TRAVIATA he visto demasiadas puestas memorables
con lujos de ambientacion como para que me resulte facil adaptarme a una versión
que altere lugar y epoca, cuando no el argumento ( recientmente se estreno en
Alemania una versión donde Violetta al final fingia morir para engañar a todos
y poder huir con Annina que era su amante lesbiana ).
Pero no soy fanatico y admito
prueba en contrario. Y cuando la puesta proviene de un genio teatral como WILLY
DECKER y no de un papanatas que quiere
hacerse famoso provocando escandalos y discusiones, como en el ejemplo citado, el asunto es enteramente
otro.
Willy concibio una versión minimalista
de LA TRAVIATA donde toda la accion
transcurre en una caja escénica prácticamente vacia con paredes neutras y una casi total ausencia de mobiliario. El coro aparece el minimo tiempo indispensable y la
accion se concentra en los protagonistas, que son objeto de un intenso analisis
sicologico.
El resultado podra no estar
muy de acuerdo con la musica de Verdi que tiende mas a lo pomposo que a lo
minimalista, pero tiene la innegable virtud de profundizar en el drama, hacerlo
mas intenso.
Claro, ello requiere
intepretes-actores de gran nivel de expresividad y cuando se los tiene el
resultado puede ser alucinante.
NATALIE DESSAY cumplio una tarea verdaderamente sobrehumana,
cantando todo el momento con la sensibilidad a flor de piel, con total entrega
a su personaje. Y con momentos donde no vacilo en arriesgar la pureza de la linea
de canto para seguir la linea trazada por el regista, como cuando canto buena
parte de la Sempre Libera haciendo equilibrio sobre el respaldo de un sillon.
Su trabajo actoral fue creciendo de intensidad con el desarrollo de la obra
hasta hacerse brutalmente conmovedor en la escena final. Vocalmente fue una Violetta muy lirica, con
un magnifico uso de la mezza voce, un poco en la linea de las Violettas de
Cotrubas,Stratas o Moffo. Tuvo alguna dificultad con los graves del Amami
Alfredo, mas insinuados que cantados y pese a cantar impecablemente la
coloratura del primer acto sufrio un pequeño desliz que afeo el mi bemol final
que encaro en legato y sono algo calante ( la cantante en un acto de humildad, se disculpo con el publico durante el reportaje del intervalo ). Pero esos son detalles menores si se
toma en cuenta el grandioso trabajo emotivo, una de las encarnaciones mas
vividas que he visto de este papel.
El tenor MATTHEEW POLENZANI
cumplio correctamente con su parte , incluyendo la caballetta rematada con un seguro agudo. Es un actor
razonable y tiene una voz no particularmente atrayente que sugiere mas un cantante de otro tipo de
operas que un tenor verdiano por ligero que sea el Alfredo.
DMITRI HVOROSTOVSKY descollo
vocalmewnte en una apabullante ejecución de la partitura. No me gusto la concepción
del personaje que , sea por iniciativa propia o marcación del regista, fue
personificado como una persona demasiado malvada, cinica,una suerte de Scarpia avant
la lettre, que no creo sea la concepción mas correct.a o por lo menos la que
mejor combina con las palabras y la musica que le destino Verdi.
Notable el trabajo de la mezzo que canto Annina, cuyo nombre lamentablemente no figura
en el programa distribuido, ni en el site del Met.
Y la orquesta del Met magníficamente
conducida por Fabio Luisa, tuvo otra tarde de gloria.
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