No existe
mejor manera de entender a otras persona que tratar de colocare en su lugar y
vivir desde dentro las experiencias que han marcado su vida. Calzarse sus propios zapatos diría si no fuera porque esto implicaría usar zapatos
de taco alto, que no es precisamente mi especialidad.
Yo no soy un
amigo íntimo de MARIA CASTILLO DE LIMA y no lo fui en su vida anterior.
Habíamos conversado socialmente en los intervalos de algunos espectáculos líricos
y compartido con otros cantantes una cena cuando
viajé a Bahia Blanca para ver su su NORMA con HAYDEE DABUSTI Y EDINEIA
OLIVEIRA dirigidos por CESAR TELLO que
entonces era el director estable de la Orquesta de la ciudad.
Pero nuestra
entrevista reciente , que duró unas 4 horas y fructificó en un reportaje que
tuvo impacto inusual en el medio pues fue leído por un número record de
personas, alteró profundamente mi manera de verlo.
Desnudo espiritualmente
delante de mí ( y no me carguen con los doble sentidos ) se abrió completamente
y me contó su peripecia vital , con sus alegrías y sus sinsabores, sus logros ,
las dificultades que pasó para llegar a ellos y la frustración actual que
siente al observar que fuera de un cierto grupo de artistas ( y aquí tuvo
palabras muy agradecidas para CESAR TELLO ) no se lo toma en serio y cuando se
lo invita es más con el propósito de crear escándalo a partir de su particular
situación.
Yo admito
ser fruto de nuestra cultura y cargar los mismos prejuicios que cargamos todos. Cuando lo vi comenzar a mostrarse vestido de
mujer fruncí la nariz y lo miré con desconfianza. Algo empezó a cambiar en mi,
que me había negado a escucharlo en su nuevo registro, pese a que me lo recomendaban personas muy
serias y entendidas en arte vocal, cuando lo oí cantar una ANA BOLENA poco menos que perfecta (y vaya papel difícil
que es ) con espléndidos mi bemoles y donde sólo eran de lamentarse 3 o 4 notas
que tenían un marcado sonido varonil ( una dificultad técnica que sólo despues
de estas representaciones logró superar )
Desde entonces
lo estuve persiguiendo para que me concediera el reportaje y creo que el temía
hasta cierto punto a las preguntas y que yo lo tratara como un raro ejemplar
circense, lo cual no era ciertamente mi intención-
A lo largo
de la entrevista se fue borrando en mi mente la etiqueta TRAVESTI con que inevitablemente
lo tenía catalogado y comprendi que estaba frente a una mujer, sea cual fuere
la forma en que llegó a serlo, y de los remanentes físicos que pueda tener de
su vida anterior.
Luego vino
el comunicado de ella exponiendo con palabras certeras su situación actual en
el mundo lírico y las decisiones que ha tomado para defender su integridad
artística.
Y comencé
a querer entenderlo más profundamente para
lo cual me formulé la pregunta COMO HUBIERA SIDO MI VIDA, QUE HUBIERA SENTIDO
YO SI ME HUBIERA TOCADO EN SUERTE SER MARIA CASTILLO DE LIMA ¿?
Lo que sigue
es un ejercicio de imaginación que responde a esa pregunta . En ningún modo
pretende ser un retrato de la Maria real, aunque si cumplo mi propósito ayude a
muchos a entenderla por dentro y sin prejuicios
Yo me imagino
siendo María muy jovencita, quizás con 5
años descubriendo con bastante terror que
algo ha salido mal y que mi pequeña alma de mujer ha venido encerrada en el
cuerpo de un hombre. Me imagino tratando de convivir con esa realidad que a mi temprana edad creo
inmutable y tratando de adaptarme a las expectativas de mi familia, de mis
amigos, mis educadores que me tratan como a un niño común y corriente ( para
evitar la palabra normal ) sin darse por enterados de la contradicción que
anida en mi.
Me imagino
tratando de abstraerme de ese problema , que creo que no puedo solucionar y
concentrando todos mis esfuerzos en mi mundo ideal que es el de la música- Me
veo como un talentoso, precoz autodidacta que comienza a dominar el mundo de la
música, aprendo a leer partituras musicales, a tocar el piano y finalmente a
componer música pudiendo escribir algunas canciones y hasta 3 Operas.
Me veo
beneficiado por la suerte con un par de excelentes profesores que le enseñan
técnica vocal al hombre que ellos creen que soy y emerger de esas clases como
un tenor dotado de una voz de gran calidad y con mi musicalidad, lo cual pronto
me hace acceder a personajes protagónicos junto a figuras consagradas y
recibiendo muy buenas críticas y una muy favorable respuesta del público. Me
veo ganando el concurso de ingreso al Coro Estable del Colón lo cual me asegura
un sueldo que no será principesco pero que me pone totalmente a cubierto de
apremios financieros para sostener mi vida .
Y allí
comienza mi problema real. Llegado a la
edad adulta siento que no puedo continuar fingiendo, que no puedo prolongar la
farsa en que se ha convertido mi vida, y que debo vivir como la mujer que
siento que soy.
Comienzo por lo más simple : vestirme , maquillarme,
aprender nuevos gestos , nueva manera de caminar .Todo ello tiene dificultades
pero no son inquietantes.
Luego viene
la etapa de informar a mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo que
tienen que aprender que el hombre que conocieron y quisieron no está más allí y
en su lugar estoy yo, que soy el mismo pero al mismo tiempo soy otra.
Pero todo
eso es nada comparado con la mayor dificultad. Podré mantener mi carrera como
cantante lírico ¿? Se adaptará mi voz al cambio de género ¿? Y tengo que volver
a ser autodidacta. No hay profesores de cambio de género vocal porque es un
problema que rara vez se ha planteado. Y tengo que aprender por mí m ismo
usando las técnicas con las cuales me enseñaron a cantar cuando todavía era un
hombre.
Para mi
felicidad y sorpresa la voz responde bien y pronto estoy cantando como soprano.
Tengo un registro agudo notable que llega al mi bemol, un volumen vocal quizás
más importante que el que tenía como tenor. Mis pianísimos son espectaculares.
Y tengo que trabajar el centro y el grave que tienden a sonar demasiado contundentes
y con una cierta metalidad.
Tengo además
unas 4 notas rebeldes en la zona del pasaje que se resisten a tomar nota de que
ahora somos soprano y suenan con un timbre viril. Tengo la suerte de conversar
mano a mano con una gran mezzo/ contralto italiana que viene a cantar al Colón
y me enseña ciertas técnicas que corrigen ese incómodo problema.
Y ahora
finalmente soy una soprano hecha y derecha pronta a competir por los papeles y
brillar.
Y allí
aparece una dificultad que no había previsto : no me toman en serio. Me ven
como una especie de fenómeno y todo lo que me proponen hace incapie en mi
condición de transexual, sea espectáculos concebidos alrededor de esta
transformación o puestas en escena que hacen uso y abuso de mi condición.
Tengo invitaciones
de cantantes famosas que han venido al Colón y libres de los prejuicios de nuestro
medio me insisten en que debo irme a Europa. Pero tengo la determinación de
ante todo terminar mi carrera en el Conservatorio para partir si es necesario
con un título abajo del brazo que me permita ganarme la vida dando clases.
Y en el
interín tomo la decisión de luchar, de hacerme respetar, de no aceptar propuestas
que profundicen el cliché que quieren hacer de mi vida profesional, aún al
costo de renunciar al beneficio de contratos para aparecer en la TV que me
darían dinero y popularidad.-
Puede que
María no sea para nada así. Pero es como yo sería y como yo hubiera sentido si
me hubiera tocado representar el papel que le tocó a ella.
Yo me imagino
siendo María muy jovencita, quizás con 5
años descubriendo con bastante terror que
algo ha salido mal y que mi pequeña alma de mujer ha venido encerrada en el
cuerpo de un hombre. Me imagino tratando de convivir con esa realidad que a mi temprana edad creo
inmutable y tratando de adaptarme a las expectativas de mi familia, de mis
amigos, mis educadores que me tratan como a un niño común y corriente ( para
evitar la palabra normal ) sin darse por enterados de la contradicción que
anida en mi.
Me imagino
tratando de abstraerme de ese problema , que creo que no puedo solucionar y
concentrando todos mis esfuerzos en mi mundo ideal que es el de la música- Me
veo como un talentoso, precoz autodidacta que comienza a dominar el mundo de la
música, aprendo a leer partituras musicales, a tocar el piano y finalmente a
componer música pudiendo escribir algunas canciones y hasta 3 Operas.
Me veo
beneficiado por la suerte con un par de excelentes profesores que le enseñan
técnica vocal al hombre que ellos creen que soy y emerger de esas clases como
un tenor dotado de una voz de gran calidad y con mi musicalidad, lo cual pronto
me hace acceder a personajes protagónicos junto a figuras consagradas y
recibiendo muy buenas críticas y una muy favorable respuesta del público. Me
veo ganando el concurso de ingreso al Coro Estable del Colón lo cual me asegura
un sueldo que no será principesco pero que me pone totalmente a cubierto de
apremios financieros para sostener mi vida .
Y allí
comienza mi problema real. Llegado a la
edad adulta siento que no puedo continuar fingiendo, que no puedo prolongar la
farsa en que se ha convertido mi vida, y que debo vivir como la mujer que
siento que soy.
Comienzo por lo más simple : vestirme , maquillarme,
aprender nuevos gestos , nueva manera de caminar .Todo ello tiene dificultades
pero no son inquietantes.
Luego viene
la etapa de informar a mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo que
tienen que aprender que el hombre que conocieron y quisieron no está más allí y
en su lugar estoy yo, que soy el mismo pero al mismo tiempo soy otra.
Pero todo
eso es nada comparado con la mayor dificultad. Podré mantener mi carrera como
cantante lírico ¿? Se adaptará mi voz al cambio de género ¿? Y tengo que volver
a ser autodidacta. No hay profesores de cambio de género vocal porque es un
problema que rara vez se ha planteado. Y tengo que aprender por mí m ismo
usando las técnicas con las cuales me enseñaron a cantar cuando todavía era un
hombre.
Para mi
felicidad y sorpresa la voz responde bien y pronto estoy cantando como soprano.
Tengo un registro agudo notable que llega al mi bemol, un volumen vocal quizás
más importante que el que tenía como tenor. Mis pianísimos son espectaculares.
Y tengo que trabajar el centro y el grave que tienden a sonar demasiado contundentes
y con una cierta metalidad.
Tengo además
unas 4 notas rebeldes en la zona del pasaje que se resisten a tomar nota de que
ahora somos soprano y suenan con un timbre viril. Tengo la suerte de conversar
mano a mano con una gran mezzo/ contralto italiana que viene a cantar al Colón
y me enseña ciertas técnicas que corrigen ese incómodo problema.
Y ahora
finalmente soy una soprano hecha y derecha pronta a competir por los papeles y
brillar.
Y allí
aparece una dificultad que no había previsto : no me toman en serio. Me ven
como una especie de fenómeno y todo lo que me proponen hace incapie en mi
condición de transexual, sea espectáculos concebidos alrededor de esta
transformación o puestas en escena que hacen uso y abuso de mi condición.
Tengo invitaciones
de cantantes famosas que han venido al Colón y libres de los prejuicios de nuestro
medio me insisten en que debo irme a Europa. Pero tengo la determinación de
ante todo terminar mi carrera en el Conservatorio para partir si es necesario
con un título abajo del brazo que me permita ganarme la vida dando clases.
Y en el
interín tomo la decisión de luchar, de hacerme respetar, de no aceptar propuestas
que profundicen el cliché que quieren hacer de mi vida profesional, aún al
costo de renunciar al beneficio de contratos para aparecer en la TV que me
darían dinero y popularidad.-
Puede que
María no sea para nada así. Pero es como yo sería y como yo hubiera sentido si
me hubiera tocado representar el papel que le tocó a ella.
Yo me imagino
siendo María muy jovencita, quizás con 5
años descubriendo con bastante terror que
algo ha salido mal y que mi pequeña alma de mujer ha venido encerrada en el
cuerpo de un hombre. Me imagino tratando de convivir con esa realidad que a mi temprana edad creo
inmutable y tratando de adaptarme a las expectativas de mi familia, de mis
amigos, mis educadores que me tratan como a un niño común y corriente ( para
evitar la palabra normal ) sin darse por enterados de la contradicción que
anida en mi.
Me imagino
tratando de abstraerme de ese problema , que creo que no puedo solucionar y
concentrando todos mis esfuerzos en mi mundo ideal que es el de la música- Me
veo como un talentoso, precoz autodidacta que comienza a dominar el mundo de la
música, aprendo a leer partituras musicales, a tocar el piano y finalmente a
componer música pudiendo escribir algunas canciones y hasta 3 Operas.
Me veo
beneficiado por la suerte con un par de excelentes profesores que le enseñan
técnica vocal al hombre que ellos creen que soy y emerger de esas clases como
un tenor dotado de una voz de gran calidad y con mi musicalidad, lo cual pronto
me hace acceder a personajes protagónicos junto a figuras consagradas y
recibiendo muy buenas críticas y una muy favorable respuesta del público. Me
veo ganando el concurso de ingreso al Coro Estable del Colón lo cual me asegura
un sueldo que no será principesco pero que me pone totalmente a cubierto de
apremios financieros para sostener mi vida .
Y allí
comienza mi problema real. Llegado a la
edad adulta siento que no puedo continuar fingiendo, que no puedo prolongar la
farsa en que se ha convertido mi vida, y que debo vivir como la mujer que
siento que soy.
Comienzo por lo más simple : vestirme , maquillarme,
aprender nuevos gestos , nueva manera de caminar .Todo ello tiene dificultades
pero no son inquietantes.
Luego viene
la etapa de informar a mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo que
tienen que aprender que el hombre que conocieron y quisieron no está más allí y
en su lugar estoy yo, que soy el mismo pero al mismo tiempo soy otra.
Pero todo
eso es nada comparado con la mayor dificultad. Podré mantener mi carrera como
cantante lírico ¿? Se adaptará mi voz al cambio de género ¿? Y tengo que volver
a ser autodidacta. No hay profesores de cambio de género vocal porque es un
problema que rara vez se ha planteado. Y tengo que aprender por mí m ismo
usando las técnicas con las cuales me enseñaron a cantar cuando todavía era un
hombre.
Para mi
felicidad y sorpresa la voz responde bien y pronto estoy cantando como soprano.
Tengo un registro agudo notable que llega al mi bemol, un volumen vocal quizás
más importante que el que tenía como tenor. Mis pianísimos son espectaculares.
Y tengo que trabajar el centro y el grave que tienden a sonar demasiado contundentes
y con una cierta metalidad.
Tengo además
unas 4 notas rebeldes en la zona del pasaje que se resisten a tomar nota de que
ahora somos soprano y suenan con un timbre viril. Tengo la suerte de conversar
mano a mano con una gran mezzo/ contralto italiana que viene a cantar al Colón
y me enseña ciertas técnicas que corrigen ese incómodo problema.
Y ahora
finalmente soy una soprano hecha y derecha pronta a competir por los papeles y
brillar.
Y allí
aparece una dificultad que no había previsto : no me toman en serio. Me ven
como una especie de fenómeno y todo lo que me proponen hace incapie en mi
condición de transexual, sea espectáculos concebidos alrededor de esta
transformación o puestas en escena que hacen uso y abuso de mi condición.
Tengo invitaciones
de cantantes famosas que han venido al Colón y libres de los prejuicios de nuestro
medio me insisten en que debo irme a Europa. Pero tengo la determinación de
ante todo terminar mi carrera en el Conservatorio para partir si es necesario
con un título abajo del brazo que me permita ganarme la vida dando clases.
Y en el
interín tomo la decisión de luchar, de hacerme respetar, de no aceptar propuestas
que profundicen el cliché que quieren hacer de mi vida profesional, aún al
costo de renunciar al beneficio de contratos para aparecer en la TV que me
darían dinero y popularidad.-
Puede que
María no sea para nada así. Pero es como yo sería y como yo hubiera sentido si
me hubiera tocado representar el papel que le tocó a ella.
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