Ahora que vi el espectáculo desde mi
lugar habitual, lejos del cual pierdo la perspectiva de la comparación con los
muchos espectáculos de opera que he visto en estos 60 y pocos años de espectador
lírico, puedo atreverme a decir cosas que no dije en el comentario de ayer por
temor a que la ubicación diferente me jugara una mala pasada. Por cierto que no
voy a poder comparar las voces de los dos elencos pues no sería ni lógico ni
justo comparar versiones oídas desde lugares tan distantes entre sí, particularmente
cuando debido a la escenografía abierta sin una auténtica caja de resonancia
que colaborara en la difusión de las voces, el tema acústica y volumen vocal se
tornó muy central.
Ahora que vi la versión de cerca me
atrevo a decir que es una versión básicamente mediocre, pese a los méritos de la
mayor parte de los integrantes del elenco que conformaron dos buenos equipos de
trabajo.
La regie, correcta y poco creativa no
logro imprimirle comicidad a la acción que en muchos momentos bordeó el
aburrimiento. Esto fue agravado por la dirección musical más bien solemne que
alternó momentos con tempi fatigosamente lentos con momentos de sonoridad orquestal
más propios de una grand opera.
El elenco de los abonos no exhibió
diferencias abismales de rendimiento en relación al elenco de las extraordinarias
comentado ayer.
El italiano NICOLA ULIVIERI hizo un Pasquale más bien lavado, que dio poco
pìe a la comicidad y no atinó tampoco a dar el dolor en el momento en que es humillado
y burlado. Grandes intérpretes ( locales e importados ) han conseguido hacer de
este momento un momento de emoción .Nada de eso se vio aquí aunque debe
reconocerse que en gran medida es responsabilidad del director de escena. A Ulivieri
se lo oyó con ventaja desde la primera fila
y creo que tiene graves algo más sonoros que los de Gibert a esta altura
de su carrera. Pero la diferencia no fue tan importante como para justificar su
contratación.
DARIO SOLARI tiene una sólida voz de
barítono con un agradable timbre central, fáciles agudos y buena estampa
escénica. Cantó y actuó con absoluta corrección el papel que al menos en esta
versión no ofreció grandes posibilidades de lucimiento y que por cierto no está
a la altura de los papeles que viene cantando en Europa.
JAQAUELINE LIVIERI fue una Norina segura en lo musical y
graciosa en lo escénico. Pienso que su voz continúa evolucionando hacia un registro
que ya no será el de lírico ligera y tendrá que cambiar de repertorio. Tiene un
gran centro, buenos graves, un volumen importante, segura coloratura y agudos
precisos aunque algumos agudos extremos tendieron a ser estridentes.
SANTIUAGO BALLERINI lució su bella voz de tenorino agudo,
cantando con sutileza la parte que se lleva las mejores melodias de la obra. El
centro de su voz ha crecido considerablemente , sin perjuicio de los agudos ,algunos
de los cuales emitió en una deliciosa
mezza voce. La frecuentación de los grandes palcos escénicos, el trabajo con
maestros y compañeros de primera línea ha sido bien aprovechada por el tenor
que ahora se mueve y canta con total dominio de lo que hace. Sin embargo igual
que a Santiago Martínez , me gustaría oírlo
de nuevo en un contexto más favorable, en un Teatro que haya tomado las medidas
para asegurarse que su elenco de cantantes que por fuerza no son voces enormes
que la operita no resistiría, tenga la necesaria proyección fuera del
escenario.