Como siempre ver una función adicional da la oportunidad
no solo de ver cambios de elencos, sino de apreciar detalles que en una primera
visión pueden no haber sido precibidos o
que uno se haya olvidado de destacar en
un primer comentario.
Hoy por ejemplo además de percibir el excelente
rendimiento de conjunto del elenco, fue destacable la absoluta belleza del conjunto
de Silfides, etéreas, angelicales presididas por la bella ROCIO BEZERGUE en una refinada actuación.
Me di el lujo además de en algunos momentos
distraerme de la escena y contemplar un poco lo que ocurre en la Orquesta. Los
músicos de la OSSODRE se comprometen mucho con lo que están tocando, al extremo
de que ponen en juego mientras tocan movimientos del cuerpo y so bre todo
expresiones faciales que delatan que están tocando con alma y vida. El maestro NASER
es un caso aparte. Su grado de expresividad facial y sus gestos son
tales que uno podría no escuchar la música y aún así percibir lo que se está
tocando. Y me llamó la atención la forma en que está siempre pendiente de lo
que ocurre en escena, algo que supongo debe ser el desiderátum de un director
de orqueta para ballet
Los cambios en el elenco nos trajeron la muy expresiva bruja de JORGE
FERRIRA, en una excelente composición,
la sólida pareja de ROMINA GRECCO
( delicada, sensible ) y SERGIO MUZZIO (
enérgico, expresivo, quizás algo falto de elegancia ) , y una excelente pareja
protagónica.
MEL OLIVEIRA es una g ran bailarina, digna de ser
primera bailarina en cualquier compañía del mundo y no dudo que pronto será
nombrada aquí, ya que baila ( y como ¡!!) todos los protagónicos. El Bns tuvo
suerte en contratarla, ya que formó parte de la diáspora del cuerpo de baile de
Rio, corrido por la crisis económica letal que vive dicha ciudad. Su Silfide
fue una lección magistral de baile, delicadeza y fuerza expresiva. No tengo la
menor duda que con la partida de Riccetto ella y Penachio serán las estrellas
femeninas de la _Cia.
Pero el verdadero asombro fue la actuación de
DAMIAN TORIO. Técnicamente aportó todo lo que puede exigirse a un bailarín
clásico de buena escuela, perfeccionando en pequeños detalles sus actuaciones
anteriores.
Pero la verdadera sorpresa fue su soberbia interpretación
trágica con un fuerte grado de entrega emocional. Es verdad que _Torío venia
progresando de su timidez anterior y dando más expresividad a sus personajes,
especialmente desde que la nueva dirección comenzó a darle con asiduidad papeles
protagónicos, pero nada hacía suponer que llegara a este grado de intensidad en su actuación.
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