ANDREA CHENIER- TEATRO COLON- EXTRAORDINARIAS

ANDREA CHENIER

OPERA DE  UMBERTO GIORDANO

LIBRETTO DE LUIGI ILLICA

FUNCION EXTRAORDINARIA

DIRECCION MUSICAL –MARIO PERUSSO

DIRECCION ESCENICA –MATIAS CAMBIASSO

ESCENOGRAFIA- EMILIO BASALDUA

TEATRO COLON

Mientras el elenco de las funciones de abono sufría una serie de deserciones capitales, comenzando por la del tenor MARCELO ALVAREZ que iba a ser el protagonista, el elenco de las extraordinarias permaneció ajeno a estas vicisitudes, hasta que se produjo la renuncia por razones de salud de la regista  originalmente anunciada, que afectó obviamente a todas las funciones y que fue suplida con personal “ de la casa “ si bien con vasta experiencia internacional. Nunca sabremos qué es lo que pensaba hacer con la obra , especialmente con la escena final que ella objetaba y pensaba cambiar no se sabía aún como.

Quizás a esto se haya debido la cohesión del elenco que logró un muy equilibrado trabajo de equipo que valorizó la Opera que si bien contiene tres partes solistas fundamentales , es un gran espectáculo de conjunto, en el que se superponen y por momentos contrastan el drama individual, la trágica historia de amor de los protagonistas, con un retrato de la REVOLUCION FRANCESA desde sus orígenes al apogeo de ROBESPIERRE Y EL TERROR REVOLUCIONARIO.

El Teatro Colón aportó a este espectáculo colectivo un gran desempeño de la Orquesta Estable y del Coro, que además se lució en el rubro actuación,  y una serie de sólidos cantantes que encararon los papeles menores, algunos de ellos con brillo, aunque en algunos momentos hayan tenido que luchar contra la sonoridad de la orquesta que amenazó tragárselos. Muy emotiva la MADELON  de ALEJANDRA MALVINO, adecuadamente sinuoso el Iincredibile de GABRIEL CENTENO, sorprendentemente juvenil dados los años de carrera la Bersi de MARIA LUJAN MIRABELLI, elegante el Fleville de ERNESTO BAUER  casi en clave de ballet , sólidos puntales LUIS GAETA Y MARIO DE SALVO, aplomada y formal la Con desa de VANESA TOMAS todos ellos cantando con solidez técnica y buenas voces sus respectivos papeles.  Muy correctos el resto de los cantantes en papeles aun menores. Me encantaría que alguien me explicara por que se hizo necesario “ importar “ de LA PLATA a un integrante del Coro del Argentino para cantar el casi inexistente papel del Mayordomo, pero el intérprete justificó al menos su presencia con una muy buena composición escénica del otro rol que le confiaron , el de FUQUIER TINVILLE, que también canta muy poco.

Sin todos estos elementos ANDREA CHENIER está condenada al fracaso. Pero el problema que hace que esta Opera sea particularmente difícil de encarar es que con todo esto no basta, porque Giordano ha escrito tres papeles protagónicos con gran exigencia vocal y dramática.

En primer lugar el tenor, un papel extenuante con  un aria difícil y exigida en cada uno de los 4 actos y dos dúos con la soprano, el segundo de los cuales rematado por un expuesto agudo que cierra la obra y del cual es imposible redimirse si ocurre alguna falla. Se le pide una amplia extensión vocal, agudos, buenos graves  y fuerza dramática. Ningún temor con GUSTAVO LOPEZ MANZITTI siempre confiable, siempre seguro, siempre en dominio de la partitura y del estilo de todo lo que canta. Podrá  objetársele que la voz no suena demasiado itálica, tiene más bien a una emisión afrancesada que le rinde particularmente en Operas de dicho repertorio, y que sólo se abre rotundamente en el extremo agudo que es resplandeciente. Pero cuantos tenores hay por ahí cantando ANDREA CHENIER  con esta seguridad y esta solidez.  Gustavo además ha tenido un enorme crecimiento como actor, patente aquí en su inteligente representación de las contra escenas ( el aburrimiento y el fastidio con el ballet de Fleville en el primer acto, su silencioso y prescidnente repudio al Tribunal que lo juzga en el Tercer acto fueron buenos ejemplos de ello )

DANIELA TABERNIG  no es a priori la voz adecuada para Maddalena , que pide una lírico spinta, pero a base de inteligencia, un uso expresivo de la mezza voce, su seguro registro agudo y una gran entrega emotiva logró un éxito total en la parte que fue premiado con la mayor ovación de la noche. Sus mejores momentos fueron los dos dúos con el tenor y todo el primer acto , donde utilizó hábilmente su voz más lírica para dar la juventud del personaje que a menudo se les escapa a las spinto. Su momento más dificultoso fue en el aria del tercer acto, en particular las dos frases finales  desde IO SONO IL DIO…., un crescendo desde el grave al agudo muy exigente para una soprano lírica, donde logró salir del paso con inteligencia pero no llegó a brillar como en el resto de la Opera. ( hasta donde yo recuerdo fue el momento menos logrado de PISCITELLI  cuando años ha cantó el papel en LA PLATA- veremos que ocurre mañana )

LEONARDO ESTEVEZ no es para nada la voz ideal para Gerard y todo hacía temer un paso en falso de este respetado bajo-barítono . Nada de eso ocurrió. Con gran inteligencia y delicadeza supo sortear las demandas de puro volumen vocal que el papel requiere y se aplicó a cantar la parte con sutileza valiéndose de una flexible mezza voce, un decir intencionado  y una actuación escénica de gran convicción. Fueron muy pocos los momentos en que uno llegó a añorar una voz con más decibeles o un registro agudo más incisivo.

Es imposible opinar sobre la labor de PERUSSO  ya que no fue él quien preparó la obra. Sólo tendré una idea cuando haya oído al otro maestro y haya apreciado las diferencias de una función a otra si las hay.

Me parecieron excelentes las escenografías corpóreas. Adecuadamente elegante la del primer acto y mas bien sórdidas las de los actos siguientes.

La regie de MATIAS CAMBIASSO se atrevió a una osadía insólita que seguramente le valdrá muchas críticas negativas.

Estudió detenidamente el texto de la obra y se dedicó a darle una traducción escénica lógica , con movimientos coherentes con el texto y a marcar a cada uno se los intérpretes en consonancia con lo que está cantando, obteniendo de todos ellos interpretaciones con gran convicción. Un gran trabajo de dirección, honesto y fiel al texto  como cada vez se ve menos en los teatros de Opera.