EL BARBERO
DE SEVILLA – A MODO DE BALANCE
Ahora que
ya ha pasado el bullicio del estreno y que he leído buena parte de las notas
que todos los críticos de Buenos Aires han escrito a respecto de las representación
del Barbero en el Teatro Colón, creo oportuno
hacer un balance lo mas objetivo posible de qué es lo que ha sucedido.
1-EL TEATRO
COLON PRESENTO como siempre fue habitual
2 elencos, uno de cantantes internacionales para las funciones de abono y otro
de cantantes locales para las extraordinarias, sólo que esta vez “ las”
extraordinarias fueron una sola , pese a que la popularidad del título y la
calidad de la versión hubieran permitido obtener varios llenos, si se
practicaban precios más acordes con la realidad argentina
2-Como
desgraciadamente está ocurriendo con cierta frecuencia, el elenco nacional
resultó ser mejor que el elenco
importado, si bien en esta oportunidad no hubo un fracaso en las funciones de
abono sino una representación adecuada sólo que menos lograda en conjunto que
la versión de los cantantes nacionales.
3- Como no
siempre fue el caso , las dirección musical fue la misma para los dos elencos.
Sólo que el director musical fue cambiado después de la venta de los abonos sin
que nadie anunciara el cambio ni diera explicación alguna a los pagantes de por
que se producía. Nada contra el maestro
MIGUEL ANGEL GOMEZ MARTINEZ que es toda
una autoridad y que vino precedido de una impresionante foja de servicios. Su
actuación, en la que como es su costumbre no utilizó la partitura , logró un
perfecto ensamble del escenario con la orquesta y buena sonoridad de esta. Son
de criticar los tempi demasiado lentos que quitaron brillantez a la música de
Rossini y que hacia el final del primer acto fueron tan lentos que durante el
concertante pareció que había tiempo para salir , tomar un café y volver (
exagero obviamente )- Fue muy interesante observar su atenta lucha para
asegurarse que la mezzo esperara antes de entrar y no diera curso a su
tendencia a entrar antes de tiempo
4-La escenografía
me pareció bonita y funcional sin particular destaque y las ropas vistosas. Es
verdad que hubo algunas gaffes que provocaron quejas como el vestir a Rosina
con ropas de una clase social inferior a la suya. En verdad para quien como yo
ya fue amansado con puestas en las que todos salen en vaqueros, esto es un
pecado venial y no ocasiona la perdición eterna del que lo cometió. Más molesto
me resultó que el Conde aparezca ante Rosina y su tutor a cara descubierta y
con ropas propias de su rango en la malhadada introducción, con lo cual todo lo
que sigue en materia de nombre supuesto ( Lindoro ) y personificaciones ( soldado,
cura ) se vuelve un dislate carente de toda lógica teatral.
5-El
regisseur, venido del mundo del ballet, inundó de bailarines el escenario (
corporativismo quízás ¿?? JAJAJA ) Las constantes escenas de ballet fueron las
más de las veces innecesarias, con cierta frecuencia inoportunas y en un par de
ocasiones de franco mal gusto. Pero lo más grave de este despliegue es que
distrajo la atención del director que preocupado como estaba por sus
coreografías descuidó el núcleo de la representación que son los personajes
principales, y nos dio una versión totalmente rutinaria, acartonada y repetida
sin que el talento creativo por el cual es reconocido este prestigioso director
llegara materializarse en escena. Cada
cantante pareció librado s su propia suerte y haciendo lo que aprendió en otras
puestas, hayan sido estas muchas o pocas.
6- En
cuanto a los solistas :
-El elenco
importado tuvo una Rosina mezzo y el nacional una Rosina soprano con la consabida
dosis de sobreagudos y staccatti. Yo prefiero auditivamente la versión mezzo,
pero ambas cantantes dieron cabal muestra de dominar el estilo si bien ambas
exhibieron alguna tirantez en el extremo agudo. Escénicamente la mezzo
importada luchó contra una apariencia que es más la de una Condesa Almaviva que
la de su traviesa enamorada.
-Omar
Carrión fue un barbero insuperable en sentido del humor, calidad del fraseo,
belleza tímbrica ( agregó algunos sobreagudos en los duetos ) y se sobró en
escena. El barítono importado exhibió
una voz de mayor volumen pero muy
desigual con agudos tronantes que parecen salidos de otra garganta y una interpretación
correcta pero no particularmente interesante.
-El bajo
importado exhibió buena voz y una adecuada presencia escénica ( pese al ridículo traje verde que le adjudicaron
) pero el bajo local arrasó con el papel en ambos rubros, logrando una creación
impactante.
Carlo
Lepore fue el punto más alto del elenco importado con una magistral creación
del Dr.Bartolo tanto vocal como actoralmente. Pero Luis Gaeta no se quedó atrás y ofreció una
interpretación también memorable. Un
burrero diría que si un triunfador hubo “ fue en la foto “
Y llegamos al
tenor.Ambos tenores exhibieron muy buena técnica de coloratura y adhesión al
estilo del autor, Maier posee una voz más potente que Gattel, una voz que se
hace oír con facilidad, pero que en compensación tiene un timbre menos
agradable. Gattel posee una voz de pequeño valumen, pero perfectamente audible
aún en un auditorio de las dimensiones del Colón, y un timbre que sabe volverse
acariciador en los momentos más suaves.
Actoralmente
ambos estuvieron a la altura, pero Gattel exhibió su mayor identificación con
el papel luego de haberlo cantado en varios teatros de Europa y con diferentes
directores, y un estampa de galán que ni la ridiícula peluca que le encajaron (
otro verbo no cabe ) logró arruinar..
Y aquí hubo
polémica. Hubo amigos que se quejaron de no haber oído a Gattel. Es una
discusión difícil porque no vimos la misma función y no la vimos desde el mismo
lugar. Mis amigos vieron la función del Abono Nocturno tradicional y desde una fila alrededor de la 10 en la platea. Yo
la vi en el abono de domingos y desde la primera fila de platea. Esto influye porque
no hay voz lo suficientemente pequeña como para que no llegue a la primera fila, desde donde se oye hasta el
momento en que los cantantes respiran.
Es una
discusión imposible de saldar salvo que existan grabaciones. Lo cierto es que Gattel estaba en
inferioridad de condiciones el día del Abono Nocturno Tradicional, tanto que
eliminó el aria final y su caballetta que sí cantó el domingo. Puede haber
estado indispuesto o simplemente cansado ya que el Colón había cometido la
imprudencia de realizar en cuatro noches sucesivas tres funciones : ensayo
general, estreno y segunda función, una verdadera temeridad en el caso del
tenor que tiene un papel exigente y agotador.
Queda
flotando en el aire la duda de cómo
decide el Colón sus contrataciones.
Quien recomienda a los cantantes, y aparece el temor de que hayan una o varias
Agencias de Representantes que tengan algo mas que ver con el proceso que lo
que debieran.
Y una última
reflexión : las temporadas de abono de Opera cada vez tienen menos títulos del
repertorio normal de un Teatro de Opera, que son por otra parte las que el
público paga para ver, y cada vez se presentan más óperas del tipo de las que
provocan deserciones en masa en el primer intervalo. Y las pocas óperas que
sobreviven a esta discriminación ( cuanto hace que no se ve un Bellini, un
Donizett, un Wagner completo, un Gounod, un Massenet ¿??? ) cuando
se hacen parece que fueran víctimas de mala voluntad porque se hacen con regies
que las distorsionan y con elencos seleccionados entre Teatros de segunda
línea.
El Colón
tiene en su patrimonio un público de abonados que lo sigue fielmente y paga por
anticipado sus entradas No continúen poniendo
a prueba su disciplina. Algunos lugares
vacíos en la función del Domingo pueden estar marcando una tendencia. Ojala no
sea asi
Pude ver sólo el Gran Abono, coincido con Luis, una función pálida.
ResponderEliminarEstamos viviendo la peor dirección que nuestro amado Colón haya tenido en su historia. La mediocridad e ineptitud de las actuales autoridades están arrastrando al vacío a este preciado tesoro. Los intereses privados parecen estar por encima en detrimento no sólo de los abonados sino del público en general que quiere apreciar lo bueno , como fue otrora.
ResponderEliminar