Me faltan las palabras para expresar mi admiración
total por el genio de Cranko. Eugenio Oneguin es una verdadera obra maestra.
Por el colorido de sus escenas colectivas, pero por encima de todo por el
intenso dramatismo de sus escenas más importantes: la escena del espejo, la
escena del duelo y la escena final.
El BNS lo ha
servido con un nivel a la altura de la genialidad de su creador. En primer
lugar con un desempeño del Cuerpo de Baile que ha venido creciendo en las
representaciones sucesivas. Da gusto ver como los y las bailarines visten la
piel de sus personajes y se transforman en los campesinos del primer acto, los
burgueses del segundo, la nobleza del tercero y en cada uno de los actos luciéndose
además por la belleza , la precisión y la excelente coordinación de los
movimientos. Un gran trabajo colectivo.
Por si esto fuera poco la OSSODRE en manos del
excelente director invitado ha venido
creciendo en la calidad de su acompañamiento sonoro, con un punto altísimo en
la expresividad de las cuerdas en la escena del espejo.
Pero Oneguin es un ballet de solistas. Este era el
tercer elenco y tuvo un llamativo reparto.
Del lado de los hombrs FABIAN SOSA tuvo su primer
contacto con Lensky y lo sirvió con una muy buena interpretación tanto en lo
técnico como en lo actoral . Es otro valor del elenco que deberá ser seguido de
cerca.
SEBASTIAN ARIAS fue un Gremin de lujo con una
interpretación notable, de lo mejor entre los muchos logros que tiene en su
larga carrera. Proyectó con gran clase toda la autoridad del personaje, la
fineza de sus reacciones y la seguridad que emana de él que es la razón última
del afecto que despierta en Tatiana, que ha encontrado en él un puerto seguro
donde refugiarse.
Aprovecho para comentar que fue también muy bueno
el desempelño0 de WALTER LATEULADE en este mismo papel, que olvidé comentar en
la función de anoche. Lateulade hizo un personaje más coloquial , más juvenil,
pero igualmente válido.
Es notable como ha crecido SERGIO MUZZIO en el
papel título. Unió a su fuerza física de gran porteur, muy exigida en las
escenas con Tatiana, una gran fuerza interpretativa que llegó a su punto más
alto en la desgarrada y desgarradora escena final con Tatiana.
Pero la gloria de la noche estuvo en el reparto
femenino. VANESSA FLEITA , a quien no reconocí
por la excelente caracterización como mujer mayor fue una magnífica Larina que
en su retrato emergió como una mujer que combina la delicadeza, la emotividad y
una contenida juventud.
Nuevamente me quedo sin palabras para describir las
notables interpetaciones de PAULA PENACHIO y NADIA MARA. La primera ratifica
la excelente impresión que ha venido
dejando en todos sus papeles con el elenco, dando aguí una Olga bella,
refinada, juvenil , conmovedora. Mara sobrepasa como Tatiana la barrera de lo
excelente para entrar en el territorio de lo sublime. Una intensísima
interpretación donde cada emoción es vertida con gran intensidad, y una
magnífica ejecución de la coreografía muy especialmente en las dos escenas
cumbre donde entendiéndose en gran nivel con su partenaire deslumbro con la
belleza plástica de sus exigidos movimientos.
No debe haber muchas compañías en el mundo que se
pueden dar el lujo de ofrecer tres repartos de este nival para un ballet que
por lo bello y lo intenso es a la vez muy exigente. BRAVO.
+-ºº+++ +
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