L' Elisir d'amore
Teatro Colón
10-05-2015
Opera cómica en dos actos de gaetano Donizetti, con libreto de Felice Romani basado en el filtro de Eugène Scribe
Dirección musical: Francesco Iván Ciampa /
Dirección de escena: Sergio Renán
Escenografía: Emilio Basaldúa
Vestuario: Gino Bogani
Iluminación: Sebastián Marrero
Diseño audiovisual: Alvaro Lun
Dirección de coro: Miguel Martínez
Elenco: Adriana Kucerová (Adina), Ivan Magrì (Nemorino), Giorgio Caoduro (Belcore), Simón Orfila (Dulcamara), Jaquelina Livieri (Gianetta)
Coro y orquesta estable.
Teatro Colón. 10/5/2015
Dirección de escena: Sergio Renán
Escenografía: Emilio Basaldúa
Vestuario: Gino Bogani
Iluminación: Sebastián Marrero
Diseño audiovisual: Alvaro Lun
Dirección de coro: Miguel Martínez
Elenco: Adriana Kucerová (Adina), Ivan Magrì (Nemorino), Giorgio Caoduro (Belcore), Simón Orfila (Dulcamara), Jaquelina Livieri (Gianetta)
Coro y orquesta estable.
Teatro Colón. 10/5/2015
Escrita a pedido y en lapso de solo dos semanas, L' Elisir d'amore es una de las obras más difundidas del Maestro Donizetti. Fue estrenada en 1842 en Milán, con resonante éxito, el mismo que la acompaña hasta nuestros días. Basada en una historia sencilla, pero - por momentos – con un contenido profundo, sus personajes representan en gran parte las actitudes humanas descriptas en la comedia del arte. La comicidad convive con momentos de cierta melancolía, que la aparta de los modelos habituales de óperas bufas. Es una deliciosa obra, hermosa musicalmente, casi una pieza de cámara, que incluye una de las arias más famosas del repertorio operístico: “Una Furtiva Lagrima”.
La versión brindada en el Teatro Colón tuvo como pilar la muy positiva dirección orquestal del Maestro Francesco Iván Ciampa, dirigió con buenos tiempos, sutilezas y una sensación de frescura que el titulo reclama. Además mantuvo un excelente equilibrio entre el foso y el escenario, obtenido un muy buen resultado de la Orquesta Estable. Otro muy buen trabajo – tanto en lo vocal como en lo actoral brindó el Coro a cargo del Maestro Miguel Martínez.
Emilio Basaldúa, a cargo de la escenografía, creo dos cuadros de gran belleza visual, el primero y el último. Pero en una época donde reina el minimalismo, su escenografía lució pesada, compacta, densa. Realmente no me imagino como la adaptarán para el escenario del Teatro Solís, de dimensiones bien menores al del Teatro Colón. “Elisir” es una opera casi camerística y de ambiente campestre, no creo que una escenografía monumental sea lo mas adecuado para el título. Correcta la iluminación de Sebastián Marrero.
Gino Bogani, como era de esperar, creo un bello vestuario, atractivos diseños y una perfecta gama de colores. En lo personal creo que hubiera sido mas productivo contratarlo para “Don Carlo” u otra opera donde su reconocido buen gusto hubiera tenido mas oportunidad de lucirse. De todas formas impecable su trabajo.
Sergio Renán, que llevó la acción a una Italia de posguerra, no alterando el argumento, generó una marcación lineal sin aportes novedosos. No se notan marcaciones precisas en los cantantes y aunque, desgraciadamente no pude ver el elenco alternativo pero por los comentarios recibidos de quienes asistieron, refieren a una puesta con un grado de comicidad mucho más acentuado, lo que confirmaría que no hubo nivel de detalle en la marcación actoral. Algunas proyecciones fueron la única novedad a una puesta de rutina.
Y ahora los cantantes….que siguen siendo el talón de Aquiles en la programación del Teatro Colón.
El tenor Ivan Magrì tuvo algunos problemas con su aria de entrada, "Quanto è bella, quanto è cara", que también las había tenido el día del estreno. Fue mejorando con el transcurrir de la representación cantando una muy meritoria "Una furtiva lagrima".
Posee una voz mas oscura y con mas volumen de los habituales “Nemorinos”, de hecho está cantando roles más pesados especialmente del primer Verdi. Afinado y con una correcta línea de canto poco contribuyó en la parte actoral.
Es para mí un misterio la contratación de la “soubrette” Adriana Kucerová, de magra carrera internacional, para la parte de Adina. Se la ve joven, bonita y desenvuelta, tiene un agradable timbre de voz pero carece de la línea necesaria, su voz no tiene el peso para una sala como la del Teatro Colón, y su exagerada desenvoltura en general molesta en lugar de hacer creíble su personaje. Poco admisible los cortes que efectuó en el aria “Prendi, per me sei libero” adaptándola a la extensión de su voz. Teniendo en el elenco a dos sopranos de notable nivel, Paula Almerares Y Jaquelina Livieri está contratación tiene poca explicación.
Giorgio Caoduro como Belcore tiene la apariencia para el rol y una voz de importante volumen, pero tiene notables problemas de afinación, una tendencia al grito que no necesita debido a su volumen y un vibrato bastante marcado. Poco aportó desde el punto de vista actoral.
Simón Orfila como Dulcamara fue sin dudas el mejor de los cantantes extranjeros contratados. Posee un hermoso timbre, cantó con excelente línea, aunque su voz no sea la más apropiada para el papel, donde graves mas rotundos son requeridos. A pesar de no ser para nada el típico bajo bufo que en general se hacen cargo del rol, se movió muy bien en escena, adaptando la caracterización del personaje a su físico y tipo de voz.
Y como siempre se afirma no existen roles pequeños para verdaderos artistas. Jaquelina Livieri logró “sacarle jugo a una piedra”. En sus pocas intervenciones, cantando con su hermosa voz y su talento para la actuación iluminó la escena. Cuesta entender como no le dieron ninguna función como Adina, su nivel artístico es altamente superior a la soprano titular…cosas del Teatro Colón.
Entiendo que muchos espectadores quedaran encantados con lo visual, aunque creo que la concepción monumental va totalmente a contramano de lo que pide esta opera, pero analizados fuera de contexto, dos de los cuadros fueron muy atractivos. Ahora sería interesante que cuando se proponen puestas más osadas o actuales que puedan desnaturalizar el título que se está brindando fueran tan benévolos como lo fueron en este caso. De lo vocal no hay mas nada que agregar, solo que es importante que se mire a los cantantes locales antes de contratar extranjeros de segundo o tercer orden.
La versión brindada en el Teatro Colón tuvo como pilar la muy positiva dirección orquestal del Maestro Francesco Iván Ciampa, dirigió con buenos tiempos, sutilezas y una sensación de frescura que el titulo reclama. Además mantuvo un excelente equilibrio entre el foso y el escenario, obtenido un muy buen resultado de la Orquesta Estable. Otro muy buen trabajo – tanto en lo vocal como en lo actoral brindó el Coro a cargo del Maestro Miguel Martínez.
Emilio Basaldúa, a cargo de la escenografía, creo dos cuadros de gran belleza visual, el primero y el último. Pero en una época donde reina el minimalismo, su escenografía lució pesada, compacta, densa. Realmente no me imagino como la adaptarán para el escenario del Teatro Solís, de dimensiones bien menores al del Teatro Colón. “Elisir” es una opera casi camerística y de ambiente campestre, no creo que una escenografía monumental sea lo mas adecuado para el título. Correcta la iluminación de Sebastián Marrero.
Gino Bogani, como era de esperar, creo un bello vestuario, atractivos diseños y una perfecta gama de colores. En lo personal creo que hubiera sido mas productivo contratarlo para “Don Carlo” u otra opera donde su reconocido buen gusto hubiera tenido mas oportunidad de lucirse. De todas formas impecable su trabajo.
Sergio Renán, que llevó la acción a una Italia de posguerra, no alterando el argumento, generó una marcación lineal sin aportes novedosos. No se notan marcaciones precisas en los cantantes y aunque, desgraciadamente no pude ver el elenco alternativo pero por los comentarios recibidos de quienes asistieron, refieren a una puesta con un grado de comicidad mucho más acentuado, lo que confirmaría que no hubo nivel de detalle en la marcación actoral. Algunas proyecciones fueron la única novedad a una puesta de rutina.
Y ahora los cantantes….que siguen siendo el talón de Aquiles en la programación del Teatro Colón.
El tenor Ivan Magrì tuvo algunos problemas con su aria de entrada, "Quanto è bella, quanto è cara", que también las había tenido el día del estreno. Fue mejorando con el transcurrir de la representación cantando una muy meritoria "Una furtiva lagrima".
Posee una voz mas oscura y con mas volumen de los habituales “Nemorinos”, de hecho está cantando roles más pesados especialmente del primer Verdi. Afinado y con una correcta línea de canto poco contribuyó en la parte actoral.
Es para mí un misterio la contratación de la “soubrette” Adriana Kucerová, de magra carrera internacional, para la parte de Adina. Se la ve joven, bonita y desenvuelta, tiene un agradable timbre de voz pero carece de la línea necesaria, su voz no tiene el peso para una sala como la del Teatro Colón, y su exagerada desenvoltura en general molesta en lugar de hacer creíble su personaje. Poco admisible los cortes que efectuó en el aria “Prendi, per me sei libero” adaptándola a la extensión de su voz. Teniendo en el elenco a dos sopranos de notable nivel, Paula Almerares Y Jaquelina Livieri está contratación tiene poca explicación.
Giorgio Caoduro como Belcore tiene la apariencia para el rol y una voz de importante volumen, pero tiene notables problemas de afinación, una tendencia al grito que no necesita debido a su volumen y un vibrato bastante marcado. Poco aportó desde el punto de vista actoral.
Simón Orfila como Dulcamara fue sin dudas el mejor de los cantantes extranjeros contratados. Posee un hermoso timbre, cantó con excelente línea, aunque su voz no sea la más apropiada para el papel, donde graves mas rotundos son requeridos. A pesar de no ser para nada el típico bajo bufo que en general se hacen cargo del rol, se movió muy bien en escena, adaptando la caracterización del personaje a su físico y tipo de voz.
Y como siempre se afirma no existen roles pequeños para verdaderos artistas. Jaquelina Livieri logró “sacarle jugo a una piedra”. En sus pocas intervenciones, cantando con su hermosa voz y su talento para la actuación iluminó la escena. Cuesta entender como no le dieron ninguna función como Adina, su nivel artístico es altamente superior a la soprano titular…cosas del Teatro Colón.
Entiendo que muchos espectadores quedaran encantados con lo visual, aunque creo que la concepción monumental va totalmente a contramano de lo que pide esta opera, pero analizados fuera de contexto, dos de los cuadros fueron muy atractivos. Ahora sería interesante que cuando se proponen puestas más osadas o actuales que puedan desnaturalizar el título que se está brindando fueran tan benévolos como lo fueron en este caso. De lo vocal no hay mas nada que agregar, solo que es importante que se mire a los cantantes locales antes de contratar extranjeros de segundo o tercer orden.
Dr. Alberto Leal
L'elisir d'amore
Teatro Colón
Elenco alternativo
Opera cómica en dos actos de Gaetano Donizetti, con libreto de Felice Romani basado en el filtro de Eugène Scribe / Dirección musical: Francesco Iván Ciampa / Dirección de escena: Sergio Renán / Escenografía: Emilio Basaldúa /Vestuario: Gino Bogani / Iluminación: Sebastián Marrero / Diseño audiovisual: Alvaro Lun /Dirección de coro: Miguel Martínez / Elenco: Paula Almerares (Adina), Santiago Burgi (Nemorino), Omar Carrion (Belcore), Lucas Debevec Mayer (Dulcamara), María Victoria Gaeta (Gianetta) / Coro y orquesta estable. Teatro Colón
Donizetti es, contrariamente a los compositores contemporáneos de Operas un autor de melodías y de cantantes. Sus óperas son una sucesión interminable de melodías que se mantienen en el recuerdo, y que tienen la virtud de realzar el sentimiento de las situaciones que están siendo escenificadas. Difícilmente Donizetti con un buen libreto en las manos dejaba de componer una ópera memorable, y vaya si compuso óperas, unas 75 obras nada menos en sus escasos 51 años de vida, los últimos de los cuales afectados por el avance de la locura (cruda ironía en la vida del autor de una de las escenas de la locura más celebres de todo el repertorio operístico) derivada del proceso infeccioso por una enfermedad venérea que en sus años era mortal e incurable.
En su obra, además (valga la redundancia) la voz cantante la llevan los cantantes. La orquesta acompaña, comenta pero difícilmente llega a ser el centro de la acción. Y es lo que el público busca cuando va a una Opera: canto, y agregaría BEL CANTO.
ELISIR es una de las obras más emblemáticas de su estilo: una comedia simple, que por momentos es una finísima caricatura de TRISTAN E ISOLDA, con personajes queribles y con una riqueza melódica inusitada, además de contener una de las arias más famosas de todo el repertorio lírico italiano, conocida hasta por quienes jamás pisaron o piensan siquiera pisar un Teatro de Opera.
No es evidentemente ni una obra de directores orquestales ni de registas. Bastan que estén allí y no incomoden con ideas geniales que arruinen el suceso que de por sí está servido en bandeja si se cuenta con el elenco adecuado.
Es por eso que causó sorpresa que puesto a volver al escenario del Teatro Colón, el gran SERGIO RENAN lo hiciera con esta obra que en puridad no ofrece demasiadas posibilidades para su lucimiento y se temió por un momento que apareciera con una concepción
“creativa “ que acabara estropeando la fiesta.
No fue así y la grandeza de un artista se mide también por su humildad, por saber cuando es y cuando no es el centro de la atención, y aquí indudablemente la atención se centra en los cantantes, y de ellos depende casi exclusivamente el éxito o fracaso de la función. De modo que comenzaré precisamente por analizar la labor de los artistas que tuvieron a su cargo los papeles principales.
No he visto todavía el elenco de las funciones de abono con los artistas traídos del exterior, de modo que me limitaré a comentar lo que vi sin entrar en comparaciones que no puedo hacer a esta altura.
La verdad es que el COLON reunió un elenco de excelentes figuras que demostraron cabalmente que pueden representar una versión brillante de la Opera sin recurrir a ayudas del exterior. Y se me ocurren además toda una serie de nombres alternativos para los papeles que pudieron haber obtenido éxito en el reparto si hubiera que montar más de un elenco. Es realmente una pena que el Colón haya abandonado la práctica de realizar Temporadas de verano con uno o dos títulos, entradas populares ( ciertamente no a 1.870 pesos la platea como se cobraba por la función de ayer ), y elencos nacionales o a lo sumo regionales, que permitían seguir la carrera ascendente de los cantantes nuestros, y daba al público la posibilidad de entrar en contacto con títulos fundamentales de la lírica sin tener que desembolsar precios que sólo están al alcance de una elite.
Mucho se habla en estos momentos de cambiar el repertorio, hacer obras contemporáneas o versiones
“modernas “de las óperas clásicas para atraer públicos nuevos. Seamos coherentes y pensemos lo que decimos. En primer lugar las óperas contemporáneas (que está bien que se representen en la cantidad adecuada en la temporada principal) suelen ser un veneno en la boletería con el público evitando pasar por la vereda del Teatro el día que se representa una de ellas, o simplemente huyendo a casa en el primer intervalo.
Y fuera de los casos en que la regie con un buen sentido de la autopromoción provocó intencionalmente algún escándalo, las versiones revisionistas de las operas clásicas, con su ruptura de la lógica dramática, también lo son.
Nada de eso ocurrió aquí. El público pudo disfrutar de un bello texto musical y divertirse con sus ocurrencias oyendo de paso a varios de los mejores cantantes que tenemos en la lírica nacional y que de no mediar las actividades de las compañías privadas no oiríamos casi nunca.
Noche de gloria para SANTIAGO BURGI que seguramente no habrá podido conciliar el sueño con facilidad después de la estruendosa ovación que saludó su impecable enunciación de UNA FURTIVA LACRIMA y su saludo al final. Burgi es un joven valor que ha venido madurando en sucesivas interpretaciones en los Teatros complementarios y que de sobra se merecía esta oportunidad de cantar un protagónico en el escenario del Colón ( algún malvado agregaría que canta mucho mejor que PALITO ORTEGA que llegó allí antes que él ) Fue un Nemorino gracioso, romántico cuando necesario y totalmente en comando de la partitura, que en realidad no es especialmente dificultosa ya que no incluye ni coloraturas endiabladas ni notas extremas. Basta tener musicalidad y buen gusto, cosas ambas que Burgi demostró poseer en abundancia y poder cantar bellísimamente el aria, que es una gran responsabilidad porque todos la conocen y todos la han oído antes por grandes cantantes. Y en esto también se graduó cum lauda el joven tenor al que esperamos volver a ver pronto en el Colón y que esto no sea simplemente una golondrina que no hace verano.
PAULA ALMERARES está mucho más acostumbrada a ser ovacionada en el palco del Colón ( todavía resuenan en algún lugar del Teatro las interminables ovaciones que saludaron por ejemplo su excepcional MANON DE MASSENET, una de sus grandes composiciones escénicas en la cual dejó solamente con la duda de por que cantaba el elenco alternativo y no el titular, duda que últimamente se está repitiendo con exagerada frecuencia ) El papel es considerablemente más difícil que el de su galán, porque incluye abundantes sobreagudos y sobretodo una endiablada coloratura en el aria final IL MIO RIGOR DIMENTICA que causa justificado respeto a las cantantes que la encaran . Paula demostró estar en total comando de todos los recursos vocales requeridos y logró una gran labor. En tren de ser exigentes como ella se lo merece diría que algunos agudos tirantes evidenciaron los efectos del cambio de tesitura que está operando y que la llevará este año a encarar su primer DESDEMONA en el OTELLO de LA PLATA
OMAR CARRION es otro que está híper acostumbrado a las ovaciones del público del Colón. El papel de Belcore es de una engañosa facilidad, porque canta menos que los otros 3 protagonistas y no tiene notas extremas (de hecho el único sobreagudo que se oyó fue uno hábilmente interpolado por el barítono, que tiene una pasmosa seguridad en el registro agudo, con la cual ha impactado en sus personajes verdianos de los cuales es un eximio cultor). Pero tiene en cambio dos de las coloraturas más difíciles de ejecutar, comenzando por el aria inicial NON VA BELLA donde he visto sucumbir a algunos barítonos famosos o alternativamente simplificarla. Para Carrión, que optó en lo escénico por divertir y divertirse, puede decirse que vocalmente fue casi una noche de descanso, tal la facilidad conque sorteó las dificultades del papel.
LUCAS DEBEVEC MAYER volvió a lucir su importante voz de bajo, de timbre muy agradable y de un volumen respetable, e hizo una interpretación quizás demasiado directa pero en total acuerdo con la concepción de la regie.
Correcta MARIA VICTORIA GAETA en un papel muy pequeño para permitirle lucirse (en los grandes teatros la práctica usual es que la soprano que canta GIANNETTA sea cover de la que canta ADINA para el caso de que haya una sustitución de último momento)
Parejo rendimiento de orquesta y sobretodo coros, con una dirección irreprochable y en estilo.
Muy bonita la escenografía de EMILIO BASALDUA combinando eficazmente elementos reales con elementos virtuales. Yo personalmente le sacaría el cartel de PRODOTTI ADINA que para mi es horrendo pero es una cuestión de gustos personales.
Gustos personales que me llevan a ser menos entusiasta con el trabajo de SERGIO RENAN que el público presente en el Teatro que disfrutó visiblemente de la representación, rió copiosamente con cada una de las ocurrencias de la regie y cerró la noche con una cálida ovación.
Renán no hizo otra cosa que escoger una de las vertientes que ofrece el texto de DONIZETTI la de la comicidad, que para mí con todo fue demasiado farsesca, demasiado directa, y con una exagerada tendencia a tener a los actores dando saltitos, bailando.
Mi ELISIR es diferente y creo que la música de Donizetti me avala. Para mí ELISIR es una comedia de sonrisas y no de carcajadas y es además una comedia para todos menos para Nemorino que con su amor imposible y rechazado y su credulidad es un personaje dramático. La gracia de la obra para mí está en el contraste entre las dos situaciones, que aquí despareció.
De todos modos una buena versión de la obra y muy disfrutable de ver y oír una bienvenida ocasión de ver a los raramente vistos talentos nacionales.
Donizetti es, contrariamente a los compositores contemporáneos de Operas un autor de melodías y de cantantes. Sus óperas son una sucesión interminable de melodías que se mantienen en el recuerdo, y que tienen la virtud de realzar el sentimiento de las situaciones que están siendo escenificadas. Difícilmente Donizetti con un buen libreto en las manos dejaba de componer una ópera memorable, y vaya si compuso óperas, unas 75 obras nada menos en sus escasos 51 años de vida, los últimos de los cuales afectados por el avance de la locura (cruda ironía en la vida del autor de una de las escenas de la locura más celebres de todo el repertorio operístico) derivada del proceso infeccioso por una enfermedad venérea que en sus años era mortal e incurable.
En su obra, además (valga la redundancia) la voz cantante la llevan los cantantes. La orquesta acompaña, comenta pero difícilmente llega a ser el centro de la acción. Y es lo que el público busca cuando va a una Opera: canto, y agregaría BEL CANTO.
ELISIR es una de las obras más emblemáticas de su estilo: una comedia simple, que por momentos es una finísima caricatura de TRISTAN E ISOLDA, con personajes queribles y con una riqueza melódica inusitada, además de contener una de las arias más famosas de todo el repertorio lírico italiano, conocida hasta por quienes jamás pisaron o piensan siquiera pisar un Teatro de Opera.
No es evidentemente ni una obra de directores orquestales ni de registas. Bastan que estén allí y no incomoden con ideas geniales que arruinen el suceso que de por sí está servido en bandeja si se cuenta con el elenco adecuado.
Es por eso que causó sorpresa que puesto a volver al escenario del Teatro Colón, el gran SERGIO RENAN lo hiciera con esta obra que en puridad no ofrece demasiadas posibilidades para su lucimiento y se temió por un momento que apareciera con una concepción
“creativa “ que acabara estropeando la fiesta.
No fue así y la grandeza de un artista se mide también por su humildad, por saber cuando es y cuando no es el centro de la atención, y aquí indudablemente la atención se centra en los cantantes, y de ellos depende casi exclusivamente el éxito o fracaso de la función. De modo que comenzaré precisamente por analizar la labor de los artistas que tuvieron a su cargo los papeles principales.
No he visto todavía el elenco de las funciones de abono con los artistas traídos del exterior, de modo que me limitaré a comentar lo que vi sin entrar en comparaciones que no puedo hacer a esta altura.
La verdad es que el COLON reunió un elenco de excelentes figuras que demostraron cabalmente que pueden representar una versión brillante de la Opera sin recurrir a ayudas del exterior. Y se me ocurren además toda una serie de nombres alternativos para los papeles que pudieron haber obtenido éxito en el reparto si hubiera que montar más de un elenco. Es realmente una pena que el Colón haya abandonado la práctica de realizar Temporadas de verano con uno o dos títulos, entradas populares ( ciertamente no a 1.870 pesos la platea como se cobraba por la función de ayer ), y elencos nacionales o a lo sumo regionales, que permitían seguir la carrera ascendente de los cantantes nuestros, y daba al público la posibilidad de entrar en contacto con títulos fundamentales de la lírica sin tener que desembolsar precios que sólo están al alcance de una elite.
Mucho se habla en estos momentos de cambiar el repertorio, hacer obras contemporáneas o versiones
“modernas “de las óperas clásicas para atraer públicos nuevos. Seamos coherentes y pensemos lo que decimos. En primer lugar las óperas contemporáneas (que está bien que se representen en la cantidad adecuada en la temporada principal) suelen ser un veneno en la boletería con el público evitando pasar por la vereda del Teatro el día que se representa una de ellas, o simplemente huyendo a casa en el primer intervalo.
Y fuera de los casos en que la regie con un buen sentido de la autopromoción provocó intencionalmente algún escándalo, las versiones revisionistas de las operas clásicas, con su ruptura de la lógica dramática, también lo son.
Nada de eso ocurrió aquí. El público pudo disfrutar de un bello texto musical y divertirse con sus ocurrencias oyendo de paso a varios de los mejores cantantes que tenemos en la lírica nacional y que de no mediar las actividades de las compañías privadas no oiríamos casi nunca.
Noche de gloria para SANTIAGO BURGI que seguramente no habrá podido conciliar el sueño con facilidad después de la estruendosa ovación que saludó su impecable enunciación de UNA FURTIVA LACRIMA y su saludo al final. Burgi es un joven valor que ha venido madurando en sucesivas interpretaciones en los Teatros complementarios y que de sobra se merecía esta oportunidad de cantar un protagónico en el escenario del Colón ( algún malvado agregaría que canta mucho mejor que PALITO ORTEGA que llegó allí antes que él ) Fue un Nemorino gracioso, romántico cuando necesario y totalmente en comando de la partitura, que en realidad no es especialmente dificultosa ya que no incluye ni coloraturas endiabladas ni notas extremas. Basta tener musicalidad y buen gusto, cosas ambas que Burgi demostró poseer en abundancia y poder cantar bellísimamente el aria, que es una gran responsabilidad porque todos la conocen y todos la han oído antes por grandes cantantes. Y en esto también se graduó cum lauda el joven tenor al que esperamos volver a ver pronto en el Colón y que esto no sea simplemente una golondrina que no hace verano.
PAULA ALMERARES está mucho más acostumbrada a ser ovacionada en el palco del Colón ( todavía resuenan en algún lugar del Teatro las interminables ovaciones que saludaron por ejemplo su excepcional MANON DE MASSENET, una de sus grandes composiciones escénicas en la cual dejó solamente con la duda de por que cantaba el elenco alternativo y no el titular, duda que últimamente se está repitiendo con exagerada frecuencia ) El papel es considerablemente más difícil que el de su galán, porque incluye abundantes sobreagudos y sobretodo una endiablada coloratura en el aria final IL MIO RIGOR DIMENTICA que causa justificado respeto a las cantantes que la encaran . Paula demostró estar en total comando de todos los recursos vocales requeridos y logró una gran labor. En tren de ser exigentes como ella se lo merece diría que algunos agudos tirantes evidenciaron los efectos del cambio de tesitura que está operando y que la llevará este año a encarar su primer DESDEMONA en el OTELLO de LA PLATA
OMAR CARRION es otro que está híper acostumbrado a las ovaciones del público del Colón. El papel de Belcore es de una engañosa facilidad, porque canta menos que los otros 3 protagonistas y no tiene notas extremas (de hecho el único sobreagudo que se oyó fue uno hábilmente interpolado por el barítono, que tiene una pasmosa seguridad en el registro agudo, con la cual ha impactado en sus personajes verdianos de los cuales es un eximio cultor). Pero tiene en cambio dos de las coloraturas más difíciles de ejecutar, comenzando por el aria inicial NON VA BELLA donde he visto sucumbir a algunos barítonos famosos o alternativamente simplificarla. Para Carrión, que optó en lo escénico por divertir y divertirse, puede decirse que vocalmente fue casi una noche de descanso, tal la facilidad conque sorteó las dificultades del papel.
LUCAS DEBEVEC MAYER volvió a lucir su importante voz de bajo, de timbre muy agradable y de un volumen respetable, e hizo una interpretación quizás demasiado directa pero en total acuerdo con la concepción de la regie.
Correcta MARIA VICTORIA GAETA en un papel muy pequeño para permitirle lucirse (en los grandes teatros la práctica usual es que la soprano que canta GIANNETTA sea cover de la que canta ADINA para el caso de que haya una sustitución de último momento)
Parejo rendimiento de orquesta y sobretodo coros, con una dirección irreprochable y en estilo.
Muy bonita la escenografía de EMILIO BASALDUA combinando eficazmente elementos reales con elementos virtuales. Yo personalmente le sacaría el cartel de PRODOTTI ADINA que para mi es horrendo pero es una cuestión de gustos personales.
Gustos personales que me llevan a ser menos entusiasta con el trabajo de SERGIO RENAN que el público presente en el Teatro que disfrutó visiblemente de la representación, rió copiosamente con cada una de las ocurrencias de la regie y cerró la noche con una cálida ovación.
Renán no hizo otra cosa que escoger una de las vertientes que ofrece el texto de DONIZETTI la de la comicidad, que para mí con todo fue demasiado farsesca, demasiado directa, y con una exagerada tendencia a tener a los actores dando saltitos, bailando.
Mi ELISIR es diferente y creo que la música de Donizetti me avala. Para mí ELISIR es una comedia de sonrisas y no de carcajadas y es además una comedia para todos menos para Nemorino que con su amor imposible y rechazado y su credulidad es un personaje dramático. La gracia de la obra para mí está en el contraste entre las dos situaciones, que aquí despareció.
De todos modos una buena versión de la obra y muy disfrutable de ver y oír una bienvenida ocasión de ver a los raramente vistos talentos nacionales.
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